Política volcánica

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

Política Salvaje, titula su nota de opinión de los domingos en El País Máriam Martínez-Bascuñán. Se refiere, claro, a nuestro circo político, al que en los últimos días le han crecido las fieras. Pero no lo es tanto; salvaje es quien vive en el campo o la selva en libertad sin control alguno. No es el caso. La pesadilla política que soportamos, en realidad, no es siquiera privativa de España. En todo el mundo crece esta clase de habas, y como reza nuestro refranero (este sí que propio): en algunos lugares, a calderadas. Recordemos el suplicio de Estados Unidos bajo Trump. Pero no venimos hoy a tratar de su mandato para la infamia, sino del nuevo asalto que se libra estos días en la lona pugilística de Madrid y que sigue toda España como los combates de Urtain en los años setenta.

Las opiniones sobre el momento electoral de Madrid, las consecuencias que ya ha tenido y las que están por llegar son variadas y múltiples. Existe poco acuerdo entre analistas y prensa, solo se admite por todos la situación de polarización política extrema a la que nos han llevado algunos ambiciosos y el ruido, mucho ruido, como cantaba Joaquín Sabina.

Nuestro desvarío político – que en ocasiones creemos que es un completo descarrile – viene de lejos; desde el comienzo de los años noventa del pasado siglo, cuando el flamante presidente del PP, José María Aznar, que prometía una segunda Transición, decidió echar a Felipe González de la Moncloa (¡Váyase, señor González!); politizó todo: terrorismo, política exterior, instituciones…  Y comenzó a deslegitimar al PSOE y, en general, a la izquierda que tenía o tuvo “sus raíces en el marxismo”, como fuerzas políticas no aptas para gobernar. Su concepto de la alternancia política llegaba como máximo a la práctica de la restauración borbónica del siglo XIX: Cánovas-Sagasta; Sagasta-Cánovas.

El país, no obstante, olvidó pronto al señor del bigote, aunque este nunca dejó de estar en la trastienda política. El curso ciudadano y político continuó en manos del duopolio PSOE-PP hasta que la crisis de 2008 revienta “la nave de prosperidad” que venía siendo España y pronto los movimientos políticos críticos, y hasta insurreccionales, cristalizaron en un 15-M político, que viene a  sustituir al PSOE desde la izquierda hiriéndole con graves retrocesos electorales, y le conduce a una combustión interna desconocida en ese partido en democracia. La crisis política consecuencia de la crisis económica del 2008, afectó sobre todo a los socialistas.

 

“Pronto Ciudadanos y Unidas Podemos pincharon de forma estrepitosa”.

 

La derecha popular en el Gobierno bajo Mariano Rajoy encara la recuperación económica del país a base de sangrías sociales sin anestesia que descolocan hasta tal punto a los suyos que algunos de ellos, con la ayuda de los llamados poderes fácticos,  dan alas a un nuevo partido llamado Ciudadanos dispuesto a recoger el voto que soltaba (tan pesado era su lastre) la derecha popular enfangada por otra parte (y continúa) en graves procesos judiciales por corrupción.

Podemos, primero, y Ciudadanos poco después consiguen tan grandes éxitos electorales que muchos dan por finiquitado el bipartidismo en España. Llegó a decirse que nuestro país estrenaba hora política. Pero pronto, y en  gran medida de manera inesperada, Ciudadanos y Unidas Podemos pinchan de forma estrepitosa, o mejor dicho, son sus líderes, Rivera e Iglesias, autoerigidos en caudillos salvadores (y sabios) quienes deciden las batallas políticas a dar sin consultar a nadie más que al senado de sus egos. Pero, ay, ahora el PP no logra quedarse con todo el voto de Ciudadanos; Vox, el partido a su derecha, se lleva la mejor tajada. Y algo parecido ocurre al PSOE. Los tiempos han cambiado, la derecha española también quiere parecerse a la francesa, italiana, alemana y hasta húngara. No obstante, la iniciativa política vuelve a ser de socialistas y populares, aunque tanto unos como otros no tienen otra opción que entenderse en coaliciones de gobierno para mantenerse en pie.

En ese entendimiento inestable se está, cuando sobreviene la pandemia. Una siempre estresada bilis política dentro del PP cuando está en la oposición entra en ebullición. La covid y sus mil desgracias lo trastoca todo: decenas de miles de fallecidos, millones de parados o en ERTE y un futuro que la mayoría ve en negro. Pasado más de un año de los ataques más cafres lanzados contra cualquier gobierno de la democracia, sin embargo, Pedro Sánchez resiste en el Palacio de la Moncloa, que bien pudiera llamarse a estas alturas “Kerak de los españoles” de tantos bombardeos como aguanta.

 

“Los traspiés y excesos de Iglesias no acaban”.

 

Pero una intérprete – solo una – que llegó a esta obra a última hora para cumplir un papel secundario, Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, consigue revolver todo al oponerse al Gobierno (y sobre todo a su Presidente) desdiciéndole e incumpliendo o alterando todas sus decisiones y haciendo caso omiso de las medidas más duras contra la pandemia que las demás instituciones en España se esforzaron por cumplir. Díaz Ayuso se ha convertido en la primera contradictora (¿y alternativa?) del Gobierno y lleva sin solución de continuidad a anticipar unas elecciones que van mucho más allá de quién formará el próximo gobierno. En sus resultados puede venir el camino que tome la derecha española ahora muy dividida. Y también quién puede liderarla. Ha abierto una suerte de Asamblea Nacional de las derechas en la que todas sus facciones y liderazgos terminarán por quedar retratados.

También es muy llamativo que el presidente del PP, Pablo Casado, se sume a la iniciativa Díaz Ayuso cuando coloca a su partido en la zona más propia de Vox que de la mayoría de los suyos. ¿Qué pensarán estos días los silentes presidentes de Galicia, Andalucía, Castilla-León e incluso los líderes en Valencia o Baleares? ¿Aceptarán sin más el corrimiento hacia las posiciones de extrema derecha que preconiza la presidenta madrileña? En el congreso del PP de Sevilla, donde han chocado los andaluces con Génova,  han aparecido los primeros desplantes.

En realidad, la presidenta Díaz Ayuso ha llevado a toda la derecha a una pelea que aspira a ganar. Algo parecido a lo que trabajara Pedro Sánchez sobre Pablo Iglesias hace un tiempo. Esta discusión, claro, no ha terminado, aunque las bajas mayores las tiene el bando podemita. Los traspiés y excesos de Iglesias no acaban. Sin embargo, la siembra que han dejado este y otros nuevos políticos solo trae cosechas de ultra líderes; los partidos, con sus debates internos, desaparecen, y la política es un suceder de titulares que todos repiten como loros. La desafección política también viene de ahí: de no entender lo que dicen y cómo se comportan.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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