
El episodio rufianesco de las 86 tarjetas de crédito para disfrute de la dirección de Caja Madrid durante diez años, escuece en nuestra conciencia social como una espina cierta clavada en la yema del pulgar. Pero es sólo un pinchazo. Otro más. A estas alturas sabemos – o más bien sospechamos – que el Seguir leyendo