Las elecciones catalanas las gana el PSC de Illa en votos y los partidos independentistas, que superan el 51% del voto emitido. Tenemos dos titulares bien diferentes sobre un único acontecimiento. Los dos partidos más votados, PSC y ERC, por boca de sus principales dirigentes, hablan de “volver a escucharnos”, “volver a entendernos” o “es el momento de construir grandes consensos”, en palabras de Oriol Junqueras. Ocurre, sin embargo, que los socialistas proclaman diálogo dentro de la Constitución; y los republicanos, acuerdos para “negociar un referéndum de autodeterminación”. La candidata de Junts per Catalunya, Laura Borràs, ya ha respondido a sus enemigos más íntimos: “No hay más solución que el reencuentro”, entre independentistas, claro. Con estas llamadas públicas relevantes se cerró la noche electoral. Lunes, martes, miércoles… los diferentes partidos se reunirán en ejecutivas y comenzarán a concretar intenciones. Aunque la noche del 14 ya se apuntaron las principales.
Los socialistas se preparan para una larga batalla política en los próximos meses y años. El candidato Illa hará todo lo posible para defender su candidatura a la presidencia con un único objetivo: dar un paso más, ganar la confianza de mayor número de catalanes, trasladar que es posible una Cataluña próspera y libre sin tener que acudir al trauma de la independencia, debilitar la parte más templada del independentismo. ERC y JxCat tienen que resolver primero si vuelven a ser “tal como éramos” o continúan atrapados en la agria disputa por el liderazgo del procés. ERC, que ha obtenido mejores resultados, tiene a priori mayor margen de movimiento, pero ese más del 51% del voto obtenido por las formaciones independentistas se ha convertido desde esta noche ya en un mantra que el nacionalismo utilizará hasta la náusea. El candidato Pere Aragonés ya se ha dirigido en inglés a “Europa y el mundo” anunciando la buena nueva.
«El 51% de votos independentistas hará imposible que avance el diálogo».
De todas maneras, en la noche del 14 al 15, las llamadas telefónicas entre primeras espadas de PSC-ERC y ERC-JxCat no habrán pasado del saludo de cortesía, pero el lunes 15 empezarán los contactos en serio. Todos han hablado de diálogo y consenso, ello les da coartada para sondear hasta dónde van (o pueden) llegar unos y otros. ERC tiene asegurada la presidencia de la Generalitat muy probablemente, acordando bien con PSC y En Comú Podem, bien con JxCat. Pero esa mayoría de más del 51% de votos independentistas hará imposible que avance el diálogo para la formación de gobierno con los socialistas. Así que todo pinta que continuará la batalla catalana si acaso aún más enconada, porque los socialistas van a hacer valer su victoria en votos y el independentismo hará sonar, hasta romper los tímpanos de todo el que se acerque, el número mágico de haber superado el 51% de votos por la independencia.
Las elecciones autonómicas catalanes tienen también interesantes lecturas nacionales. La más relevante, tras la victoria de Illa, es la irrupción electoral de Vox. Supera los 200.000 votos, obtiene 11 escaños y deja al PP en el número irrelevante de 3 diputados. No es la batalla catalana la que va a preocupar más en Génova a partir de ahora, sino la que deberá mantener con Vox para que este partido no los saque de la lona. Después de los resultados de la formación ultraderechista en Andalucía, que asombraron, y los 52 escaños que tiene en el Congreso de los Diputados, este es un nuevo y muy severo aviso para Pablo Casado. Sus problemas internos aumentarán, y de no poner “pies en pared”, en la próxima contienda electoral lo tiran del cartel. De no caer antes, porque grandes miuradas tiene ante sí. Ah, la hecatombe de Ciudadanos, ni siquiera es noticia: se daba por descontada.
