Los conflictos se amontonan

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

La urgente necesidad de “echar al dictador Sánchez” excita de tal manera a las vanguardias de la derecha y extrema derecha que han decidido cambiar a su líder Pablo Casado con urgencia. No le ven con el suficiente punch como para vencer a Sánchez, el nuevo Belcebú socialista que lidera al socialismo y preside el Gobierno de España. Han entrado en un laberinto de difícil salida.

Algo de esta índole ocurre en la casa de la izquierda y la extrema izquierda. Intentan a la desesperada y a toda velocidad ocupar el vacío (¿?) que deja Pablo Iglesias. Parece que tienen esa fruta en la mano, que ya han visto asomar por el horizonte la rubia caballera de la gracia que le dará el voto. Pero a esa fruta queda todavía pelarla. Todo son nervios en tanto la desafección política crece.

En estas circunstancias, ¿qué razones tiene el electorado para seguir confiando en el panel de partidos existente, cuando el desencuentro agresivo entre ellos es tal que el único objetivo perseguido por la oposición es impedir que el gobierno cumpla con la tarea encomendada por los electores?

 

“Crece la intranquilidad política y social”.

 

El desajuste en que se vive es tal que, por ejemplo, cuando el PP se abre a un acuerdo como es el de sustituir a cuatro miembros del Tribunal Constitucional, ofrece a dos personas de tan borrosa biografía que da la impresión de que solo pretendían el rechazo el PSOE y así endosar a los socialistas la carga de la intransigencia. El gobierno no picó el anzuelo, pero en cambio permite que entren en el alto tribunal dos cachalotes extremistas (especialmente Concepción Espejel) prestos a fabricar los mayores truenos de las próximas tormentas.

Así que crece la intranquilidad política y social y las expectativas electorales de derecha y extrema derecha; pero también nuevas iniciativas electorales en la “España vacía” que, de concretarse, en los próximos meses conducirán a una fragmentación de la representación parlamentaria insólita en la España democrática.

Tenemos, pues, un nuevo escenario en perspectiva. En las elecciones de 2016, se rompió el bipartidismo PSOE/PP. Ahora, se haría trizas la representación de los partidos mayoritarios. Especular sobre sus consecuencias es hacer política ficción. Sin embargo, no se estaría muy lejos de convertir los nobles ideales del interés general y del Estado; de igualdad, libertad y solidaridad, en un insólito e infumable qué hay de lo mío. Los intereses generales supeditados a mi casa de la cultura o a una antena de Internet. ¿No es este terreno de ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas, principalmente?

 

“Solo aumenta el desasosiego”.

 

A mitad de legislatura, cuando se está saliendo (¿?) de la pandemia covid, crece el empleo y empiezan a concretarse grandes inversiones públicas. Sin embargo, el clima ambiente se hace más asfixiante que en el pasado 2020. Ni el gobierno acaba de despegar ni la oposición se visualiza como clara alternativa. Solo aumenta el desasosiego. La nube oscura no es privativa del volcán de Cumbre Vieja, sino que sobrevuela sobre nuestras cabezas: la economía no despega como se creyó, la pandemia continúa siendo espada de Damocles sobre el ciudadano y el malestar laboral crece. Las demandas de metalúrgicos, transportistas, policías y autónomos todos se transforman gracias a la varita mágica de la oposición y gran parte de los medios de comunicación, en la cuerna de carnero que golpea la puerta amurallada de La Moncloa.

Casi todo es falso, pero ya estamos acostumbrados a que solo con lo incierto se construya el relato político de nuestro tiempo. La verdad está presa, y lo cierto es que casi no existe interés por liberarla. En los últimos años, se está pintando el retrato más feo de los políticos en democracia. “No valen, no nos representan”. De esta manera se anunció Podemos; y de esta guisa continúan ahora todos los ultras, desde VOX a la CUP incluidos algunos nuevos líderes populares que surfean a lomos de esta ola con enorme impaciencia.

Se trata de conseguir el poder por el poder sin casi importar las reglas, aunque adorando a la Constitución de la misma manera que los descreídos acuden a la misa porque es costumbre. La batalla abierta dentro del PP – que sigue y anima la mayoría de los medios – no solo puede resultar fatal para Pablo Casado y otros dirigentes populares, sino lo que es peor: profundiza en el encanallamiento de nuestra política que abre aún más las puertas al autoritarismo y la reacción política.

En ocasiones, hasta parece que la alternativa a los socialistas en el gobierno no sea un PP conservador, sino una alborotada derecha abonada con mantillo franquista y espoleada por un liberalismo de codicia.

 ¡Qué lejos del sueño europeo compartido!

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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