Todas las encuestas pronostican una victoria arrolladora de la candidata popular Díaz Ayuso. Lo más probable es que así suceda hoy. Las encuestas, que tanto se equivocaron en los años de terremoto político coincidentes con el desmoche del bipartidismo y la irrupción de Podemos, Ciudadanos y pronto Vox, han afinado el punto de mira y su margen de error se estrecha de manera notable. Así que, según indican, perderá la izquierda incluso con estrépito. Y singularmente Pedro Sánchez, pues la retórica política abrazada como cierta indica que ha sido el presidente del Gobierno quien realmente ha competido con la señora Díaz Ayuso en los comicios regionales de Madrid. Como ya anticipan los heraldos periodísticos de la derecha, y temen todos los demás, lloverán enormes calderadas de palabras hirviendo sobre él. Será la carnaza del inminente esperpento político al que mayor atención se le prestará las próximas semanas. Lo de menos será si el PP gobierna con Vox, sino qué tiempo le queda a Sánchez en La Moncloa.
Como podemos imaginar la renovada ferocidad que traerá la nueva oleada de ataques políticos – o sea, más de lo mismo pero con mayor saña, pues la derecha estará a dos centímetros de gritar «¡Váyase, señor Sánchez!»- quizá será más conveniente reseñar en un breve trazo lo auténticamente relevante que tratará de esconder la sucia polvareda que se está formando en el horizonte político inmediato:
1.- Un gobierno en la Comunidad de Madrid con la extrema derecha dentro, o tutelado por ella – con la cara negra que ha evidenciado en la campaña – tiene un significado que trasciende no ya a Madrid o España, sino que llega a convertirse en un problema para la propia UE. Y no se trata de que “vayamos dejándonos ganar por el fascismo”, que vociferan otros extremos, no, pues la amenaza totalitaria no es el principal problema de nuestras sociedades, sino la erosión continua e inquietante que se viene produciendo en nuestros sistemas democráticos.
2.- El huracán político que azotará la sede popular de Génova 13, dicen que en mudanza, tras la victoria de Díaz Ayuso. Ella cree y, así proclama, que su victoria no ha sido sobre la izquierda descabellada que se le ha enfrentado en Madrid, sino sobre el mismísimo presidente del Gobierno al que nunca dejó de citar e incitar. Ello traerá grandes convulsiones en las filas azules. Desde Pablo Casado hasta Núñez Feijóo o Moreno Bonilla, todos, han sido invitados por la presidenta de Madrid a una nueva batalla por el poder en el partido. Puede ocurrir de todo. De momento, varias Comunidades Autónomas en manos del PP visitan a sus videntes: “¿Adelanto elecciones o no?” Y hace varias semanas que los miedos de Pablo Casado se han incorporado al caudal de sus sueños nocturnos. Porque “lo de Ayuso” va en serio. En todo caso, todo indica que parte del pensamiento y ejecutoria de Aznar para ir más lejos. Confiemos en que no pretenda imitar el salto que dieron los republicanos de Bush Jr. hasta Trump.
3.- Pedro Sánchez, el PSOE y los partidos que le apoyan a su izquierda, también tienen graves problemas. Sobre los últimos, anotar de urgencia que la peripecia iluminada y radical de Pablo Iglesias declina con rapidez. Aquellos a quienes obligó a largarse de “su partido”, y resisten, mudan en el camino su piel anti sistema y se aprestan a construir con los socialistas. La vicepresidenta tercera Yolanda Díaz ya ha comenzado esa andadura, y vendrán varias más. A los socialistas, más allá del revolcón electoral previsible, la reyerta madrileña les deja a la luz digamos que algunos errores internos de bulto y un futuro inmediato bastante más complicado que el que imaginaban. El presidente tendrá que replantearse (o puede que le fuercen a ello) esa manera de gobernar (mandar) al margen de la dirección del PSOE. Moncloa no debería decidirlo todo. Ahora sucede así, o al menos lo parece tanto que esta noche, cuando se tengan los resultados que se anuncian, toda la militancia (y la opinión pública) mirarán a la Moncloa y nadie pedirá responsabilidades al candidato Gabilondo. Sí, de producirse el traspié socialista en Madrid, se le complicará bastante la existencia al Gobierno. Todo el griterío aumentará centenares de decibelios, que ya es decir, y los temas sustanciales: reformas esenciales, gestión de fondos europeos y recuperación económica, así como la necesaria estabilización institucional en Cataluña, será mucho más difícil abordarlos.
Algunos en el PP sostienen que con Pablo Casado al frente se les hace cuesta arriba ver una próxima victoria sobre los socialistas. Ayuso “trae nuevos bríos y esperanzas”, sentencian. Creen que la historia presente corre a su favor: la Europa política será muy diferente el año próximo y mucho más en los venideros.