La construcción de un monstruo

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

No hubiera hecho falta que viajara a España el historiador Enrique Krauze para recordar que sin diálogo político, la democracia se empobrece peligrosamente; pero su opinión se agradece no sólo aquí, sino con seguridad en todo el mundo. Tampoco hubiera sido imprescindible que la escritora y articulista Irene Vallejo – que desde la eclosión en ventas por decenas de miles de su “El infinito en un junco” y sus artículos semanales en El País, nos nutre con el diálogo que mantiene entre nuestro presente y el pasado clásico buscando el mejor juicio y respuesta en la historia – escriba: “La historia es un tapiz entretejido de civilización y brutalidad, pero no olvidemos que entre nuestras tradiciones más antiguas late la mirada de quienes dieron la palabra al bando contrario sin encubrir la barbarie propia. Si no escuchamos la versión del otro, del adversario, incluso del derrotado, nosotros también perderemos: el rumbo y el humanismo”.

Porque nuestro país, confundido después de año y medio de pandemia y la furia exagerada de tantas mentiras políticas, está más que harto y puede que en peligro. En tiempo de gran cansancio y depresión, -“cuando la realidad se tambalea”- en palabras también de Vallejo, los grandes buitres del poder desmedido toman la iniciativa y se empeñan en construir la realidad con las palabras iracundas que recuerdan las voces del peor Dios de la Biblia.

¿Quién podría asegurar hace sólo tres años que en el cerebro de Pedro Sánchez se encontraba un dictador al acecho o un psicópata? Da la impresión de que en Génova 13 y otras factorías de la conspiración han leído con (mala) atención “1984”, de Orwell, y le cuelgan en la pechera como medallas los más atinados desvaríos del Gran Hermano.

 

«Se acaba elevando la controversia más agresiva».

 

Todo arranca con “el gobierno ilegítimo” que sale adelante tras la moción de censura apoyada por “los herederos de ETA y los golpistas catalanes”. Poco más tarde, cuando se destapa la peor cara hasta ahora del rey emérito, sueltan la nueva serpiente de que “quiere acabar con la monarquía”. En las últimas semanas, se añade que está en marcha “el control de todas las instituciones del Estado”. Vamos, que los admiradores, o al menos los que no critican a Trump y Orbán en España, están haciendo un traje a Sánchez con el ropaje oscuro del húngaro y el naranja encendido del neoyorquino. Pretenden endosar al señor de la Moncloa los vicios totalitarios que demócratas e izquierda de todo el mundo encuentran en las derechas populistas.

Existen ejemplos por decenas; la mayoría de ellos sólo creíbles para los más exaltados, o ayunos intelectuales de entre los suyos, que suelen coincidir con medios de comunicación, youtubers y asociados y troyanos de pago. Pero todo ello acaba elevando el muro de separación y la controversia más agresiva. El penúltimo jajaja se refiere a que Pedro Sánchez devora con especial fruición a sus amigos. Así que también es un fratricida.

 

«La derecha boicotea el normal desarrollo del Estado».

 

Sin embargo, y a la postre, esta virulencia verbal y política no es más que un velo de estruendo radical con el que la derecha oculta a la mayoría su trumpismo a la española y contribuye a que los electores olviden que en realidad está  bloqueando el normal funcionamiento de las instituciones públicas de contrapeso y control democrático.

Este es el auténtico y real problema de España en este momento. Porque la democracia, sin oposición que critique y dialogue, al tiempo termina embrutecida, desmoronada y, al cabo, inútil. La derecha ha negado al Gobierno lo segundo desde el día que Sánchez ganó la moción de censura a Mariano Rajoy; tres años bloqueando la renovación de instituciones clave como el Tribunal de Cuentas o el Consejo General del Poder Judicial, que genera problemas graves y crecientes.

En realidad, lo que se pretende con el anuncio permanente de conspiraciones ficticias y acusaciones brutales sin causa no es ejercer el noble oficio de la oposición, sino boicotear el normal desarrollo del Estado y obstruir el fluir de la democracia.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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