“La única regla que me importa es la de tres”. De esta manera chulapa – estamos en fiestas de San Isidro – despejó la presidenta de Madrid la polémica abierta tras la presentación por el Gobierno del anteproyecto de Ley de Reforma de la ley de salud sexual, y, en concreto, sobre uno de sus asuntos estrella: la baja laboral ante la regla difícil y muy dolorosa de la mujer. No le interesaba a Ayuso entrar en la materia, o no de momento al menos. Quiere esperar a ver las maneras que trae este nuevo toro político para la discordia y la confusión. Porque de momento no está claro que pueda beneficiar a la derecha convertir una iniciativa social de alcance y con grandes ramificaciones en ruido político y público que, como se conoce, es la única forma de hacer “que calen “ los mensajes. Porque el ruido es el mensaje, el único mensaje real ya que su eco de trueno ininterrumpido eclipsa a todo lo realmente importante y necesario que se cruce en su camino.
La presidenta chamberilera pudiera, sin embargo, no ir descaminada, pues todo parece indicar que cuando la facción podemita en el gobierno lanza a la sala de despiece mediático un anteproyecto de ley repleto de duros huesos (aborto voluntario a los dieciséis años sin permiso paterno, por ejemplo) quizás sea la búsqueda interesada de ruido propio lo que pretende. Porque es meridiano que se trata de un anteproyecto de ley que los socialistas en el gobierno no comparten en su totalidad y, sobre todo, rechazan el momento y la forma en que se presenta sin acuerdo previo de la coalición. A Unidas Podemos le fue bien el desgaste que sufrieron los socialistas en el trámite de la Ley de Reforma Laboral, se trataría con esta nueva reforma de repetir la jugada.
Con todo, lo triste es cómo la izquierda populista insiste en parecerse como una gota de agua a otra a sus extremos políticos en Vox y muchos populares. Le importan más los conflictos de poder y el ruido en prensa y redes sociales que la materia que trata de imponer, mejorar o cambiar. Han desaparecido las ideas, solo vale la oportunidad de estar presente y dominar en los medios de comunicación.
De todas formas, la reforma de la ley de salud sexual – que no por casualidad echa a volar cuando el Tribunal Constitucional se apresta, después de “mil años”, a resolver el recurso del PP contra la segunda legislación socialista sobe interrupción voluntaria del embarazo – trae a debate un asunto no menor. Porque los serios trastornos de las mujeres en los días de la regla menstrual y la necesidad de que puedan ser causa de baja laboral en los casos más complicados y dolorosos tienen una gran importancia social. Afecta potencialmente a decenas de miles de mujeres en España pero, qué curiosidad, nunca nadie quiso ver ni insistió en que se tomaran en consideración. La regla menstrual femenina, un acontecimiento natural oculto y en gran medida estigmatizado: siempre en silencio. Pero también malestar y dolor a fecha fija, o dolores agudos durante tres o cuatro días al mes durante años sin que la baja laboral por enfermedad sea posible, salvo casos extremos o milagro.
«¿Entorpecerá la nueva ley la contratación de las mujeres?».
Una sociedad democrática atenta al bienestar y cuidado de sus ciudadanos deber prestar atención y cuidados, hasta donde pueda, allí donde se produzca la enfermedad y/o el dolor. No obstante, en el primer momento de este debate recién abierto aparecen dos sombras dominantes: el “de momento, no“ del empresario (“¿quién lo paga?”), y las dudas de gran número de mujeres y hombres: ¿entorpecerá la nueva ley la contratación de las mujeres? ¿Abrimos otro frente cuando aún no hemos ganado, ni mucho menos, la batalla de la conciliación familiar con el hombre?
El Gobierno adelanta por boca del ministro de Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, que la seguridad social se puede hacer cargo del coste de las bajas laborales y experiencias similares en otros países y en ayuntamientos españoles informan de que el número de bajas por esta materia en absoluto es importante.
No obstante, habrá ruido, “mucho ruido”, como dice Sabina en su canción, pues lo importante en este momento para los proponentes de la iniciativa legislativa no es solo aliviar con la baja a mujeres con fuerte afectación por la regla, sino vencer a sus colegas en el gobierno en la misma mesa del Consejo de Ministros y, de paso, alborotar a la derecha todo lo que se pueda. Así que que Ayuso haya despachado el problema de la regla con otra de tres, no les ha gustado demasiado. Queda, no obstante, tiempo por delante, el suficiente para agitar bien la matraca, aunque haya pasado la Semana Santa. Mas, si la regla no logra excitar lo suficiente la furia de medios y redes, seguro que sí sucederá con la nueva vuelta de tuerca sobre la interrupción voluntaria del embarazo. Aquí siempre hay combate. Es un clásico.