
DESORIENTACIÓN. – Cuando escribo estas notas, domingo 22 por la tarde, no estamos seguros de qué puede ocurrir mañana en el Palacio de la Zarzuela. El rey Felipe recibe a su padre – regatero por Galicia – tras unas jornadas náuticas más volcánicas (Carmen, te quedaste corta con lo del bochorno) que relajadas y discretas. Pudiera suceder que un abrazo político lo tranquilizara todo un tanto, o que el padre diera una bofetada al hijo, o que este no le permitiera acercarse a menos de dos metros.
Así estamos en España, desorientados, agitados, sin perspectiva. Cuando una sociedad como la española, y también gran parte de la europea, no sabe hacia dónde dirigirse, ocurren hechos inesperados. Coleccionamos buenos ejemplos. Sin ir más lejos, los partidos que llegaron para romper y superar el nefasto bipartidismo PSOE-PP permanecieron hasta el momento exacto en que se enfrentaron a la realidad de las cosas. Ciudadanos hace tiempo que vive en el velatorio y Podemos acaso se vaporice incluso formando parte del gobierno. Lo curioso es que su voto (o al menos el número de votos que obtuvieron) lo vienen cosechando como palomo ladrón la extrema derecha de Vox y la derechísima de Ayuso. Hasta Feijóo, casi un ectoplasma de Rajoy, escarba en la misma cantera. Sí, la desorientación del ciudadano y la angustia (también el cabreo) se manifiestan en los más diversos registros. Así parece suceder en Andalucía. Los entendidos en encuestas y sus acompañantes en el análisis de las mismas anuncian que el centro-izquierda andaluz votará a Juanma. ¿Pero ese centro-izquierda del sur no era pura memoria histórica de resistencia contra la dictadura y luego, muro contra la derecha? Así que un dibujante en las alturas podría bocetar nuestro miedo al mostrar una gran vacada que duda entre salir del corral por puertas bien abiertas o chocando contra las tablas.
Cuando el futuro nos llega en forma de enorme y tupido velo negro, casi lo único que queda es mirar hacia atrás y buscar algunas pepitas valiosas de nuestro pasado. En esas parece que estamos.
LOS AUDIOS. – ¿Se viene juzgando todo lo relacionado con la trama Gürtel y el caso Kitchen, o se ocultaron pruebas deliberadamente? La última semana han aparecido nuevos audios secretos que revelan conversaciones de la trama PP y ese moscón con grabadora siempre abierta que llamamos Villarejo. Creíamos que ya habíamos oído todo, o al menos lo más relevante desde el punto de vista judicial. Pero no. Al parecer, se viene juzgando con lo que hasta ahora (o eso parece) se conocía. Algunos fallos judiciales podrían ser cuestionados a la luz de los nuevos audios y otras filtraciones conocidas. La cuestión no es menor. Siempre se mantuvo que las grabaciones del ex policía eran infinitas; pero a medida que se judicializaban los numerosos casos se fue trabajando sobre la “certeza” de que muchas de ellas no se podrían desencriptar; que sería necesaria una legión de policías y otros funcionarios para abrir los archivos y transcribirlos; que lo sustancial ya había aflorado. Podría tratarse de una estrategia de las defensas para que no ventilaran algunos hechos escabrosos, que los había por centenares. Las nuevas revelaciones aparecen a las pocas semanas de que la Sala de lo Penal de la Audiencia accediera a la petición de Villarejo de tener acceso a la totalidad de sus célebres “agendas” bloqueadas por el juez García Castellón. Las filtraciones conocidas hasta ahora se refieren en su mayoría a cuestiones y personajes ya conocidos, pero las nuevas cintas traen otros protagonistas y materias hasta ahora silenciados. Y no son solo políticos del PP, policías y otra caterva de imputados. Podríamos estar en puertas de una nueva y escandalosa batalla político-judicial y mediática.
JUANCAR. – Tomadas a broma o con justa bronca, llaman la atención las manifestaciones de las derechas coincidiendo con el episodio “Sálvame de Juancar”. Los panegíricos públicos de apoyo al emérito son tan exagerados que hasta sus apologetas mediáticos de la derecha echan algo de freno y dejan caer sus matices. Conocemos de boca de líderes de PP o Vox, ahora, que el rey nos “dio la democracia” y que sin él, tercia Abascal: “los comunistas no estaríais ahora en la calle”. Se nota que les mola esa parla de caudillos hacedores de todo lo bueno y lo imposible. Lo curioso es que parecidas voces en idénticos barrios y similares partidos en aquellos años setenta del pasado siglo despellejaban al rey en privado y en público cuando este trenzaba con tantos otros – Suarez, Carrillo, los socialistas, sindicatos, algunos empresarios, líderes europeos y hasta norteamericanos… – la apertura hacia la democracia. Es llamativo que quizás la más grande y cerrada defensa pública del emérito se produzca cuando este acaba bien enlodado por la corrupción.
GUERRA EN EUROPA. – Llama poderosamente la atención el seguimiento acrítico y hasta ciego que vienen realizando buena parte de los grandes medios de comunicación españoles sobre la guerra en Ucrania. Asombra incluso. Los partes de guerra del Estado mayor de Ucrania, pero también la avalancha “informativa” de EE.UU., OTAN, ingleses…, se convierten, con una frecuencia pasmosa y hasta chusca, en noticias ciertas de manera súbita. Y se llevan al micrófono y al papel sin citar fuentes. Los periodistas que se exigen contrastar las noticias para sentirse profesionales deben estar pasándolo fatal. Más de un teclado se habrá hecho añicos. Estamos ante otra guerra super manipulada informativamente. En esta ocasión, aceptando casi dócilmente el lápiz del censor y la orden de “publiquen ustedes esto”. Siempre ha habido censura en las guerras. Pero a medida que nos sofisticamos más, esta se hace canallamente desmesurada.
SE ME OLVIDABA. – Feijóo y Ayuso se abrazan sobre el escenario del congreso partidario. Escenifican sintonía y buen rollo entre ellos. Pero nadie se lo cree salvo quienes lo necesitan. Son líderes de un mismo partido, aunque es muy difícil encontrarles alguna similitud. Son silencio en marcha y fuego ideológico. Acabarán confrontando fuerte. El primero comparte amistad y línea política con Rajoy; y la segunda, con Esperanza Aguirre. Ninguno de los dos piensa quedarse en las irritantes tablas en las que terminaron M. Rajoy y la lideresa.