Unas minivacaciones muy provechosas para la derecha

La derecha regresa de sus minivacaciones santas con buena cosecha. Las encuestas sitúan a Feijóo por encima de Pedro Sánchez: “La mayoría lo ve como el próximo presidente”. Los pactos de PP y Vox en Castilla y León, al parecer, ayudan. Se trata de gobernar con la extrema derecha, qué más da, pelillos a la mar. Además, ha ocurrido el milagro de que media España ha tomado vacacionescomo en 2019”, en plena crisis y las gasolinas más caras de la historia. Los primeros días de la partida hacia esas playas y pueblos de España se dijo que los 20 céntimos de rebaja de los combustibles venían de lujo al personal. Pero se dejó pronto de hacer comentarios sobre esa insólita derrama del Gobierno. La inflación pavorosa que nos cerca no viene como consecuencia de la guerra que se libra en Ucrania con su consecuente convulsión mundial, ni tampoco es cierto que los misilazos llevaran a los hidrocarburos a sus precios más altos de la historia: todo es responsabilidad de Pedro Sánchez y su gobierno de inútiles. Es verdad que en los últimos tiempos sufrimos las consecuencias negativas de un mundo interconectado (globalización), pero aquí su ojo patriótico solo ve lo que la Vieja del visillo, un vecino truhán en la Moncloa que nos arruina. El mal siempre proviene de cerca, del vecino, “ese animal de cercanías”, que escribe el politólogo Fernando Vallespín, cuyo ideal es “la vuelta a las fronteras nacionales, al calorcito de las identidades patrias y a una economía defensiva frente a la globalización”.

El Gobierno tiene que superar su enésimo examen. De nuevo, veremos a Pedro Sánchez vestido con el harapo de Sísifo, volviendo a escalar la cima de la máxima dificultad. ¿Cuántas remontadas le quedan? Porque, desde junio de 2018 que llegó a la Moncloa, vive inmerso en una interminable y cruel yincana política: todos contra él en un duelo a primera sangre. Sea cual sea el desenlace – pues la guerra en Ucrania la terminará Putin cuando le interese, no nos engañemos – este 2022 será otro año perdido para la remontada económica tan huidiza. Ello sin imaginar siquiera que Marine Le Pen pueda ser la presidenta de Francia. De darse el caso, tendríamos en Europa, además de una guerra criminal en el Este, un diluvio político en todo el continente y más allá de nosotros. Mejor no pensar en ello. Tenemos bastante carga con que solo se mantenga el presente y muy pésimo escenario político mundial.

 

 «El PP con Feijóo entra en lenta coyunda con la extrema derecha».

 

El pasado continúa ganando batallas al bañar el presente de intensas emociones. Se fabrica una nostalgia heroica de nuestros padres y abuelos; ellos fueron hombres y mujeres felices y esforzados, robustos en valores y abnegados españoles que edificaron vida y patria con encomiable esfuerzo y sin conocer jamás el desánimo. Ahora, que al fin hemos podido volver libres unos días al pueblo, creemos haber descubierto que aquel rincón fue un paraíso, el mundo de “Feria” que recupera en su exitoso libro Ana Iris Simón. Así que los muchos abuelos y bisabuelos que aún quedan ni siquiera se atreven a comentar bajito de qué manera fueron expulsados de ese pueblo de “Feria” hasta la chabola suburbial de la gran ciudad a causa del hambre. Para qué insistir de nuevo en aquello, ellos saben bien que su epopeya de zapatos rotos y maletas de cartón solo fue para quitarse el hambre.

La renacida ideología excluyente y ultranacionalista, que va creciendo hasta llegar a dominar, lo observa todo a través de una lente que solo se detiene ante el responsable cercano, o sea, el presidente Sánchez y su gobierno. Porque la recuperación de España (su salvación) es tarea solo nuestra; hay que trabajar aquí, abrir fábricas aquí y compartir la riqueza solo entre españoles. Así que atacan con fiereza a quienes permitieron las deslocalizaciones industriales, la apertura irresponsable del comercio y las fronteras abiertas al extranjero migrante “que conducen a España de nuevo a la ruina”. Sí, odian a este gobierno y a todos los gobiernos liberales del amplio mundo.

Es por ello – y muchas otras cosas más, que dice la añeja y untosa canción – que el PP con Feijóo entra en lenta coyunda con su hermana extrema derecha, pues esta le perdonará sus graves recaídas liberales y cobardías doctrinales, y podrá recuperar la primacía de la españolía arrebatada en tan poco tiempo. Al fin y al cabo, lo que de verdad persiguen los populares es la reunificación con sus hijos descarriados de Vox para gobernar de nuevo España, ese título que nunca nadie debió de arrebatarles, ni siquiera por las urnas.

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