¿Qué es un trabajador?

Pepe Nevado
Fotografía: Pepe Nevado

Puede que pase de los veinte años cuando el diario económico Cinco Días, entonces dirigido por Fernando González Urbaneja, sorprendió con un titular de tinta gruesa y en bandera que decía -hablo de memoria-: Prejubilaciones a los 40 años. Quizás fuera 42 o 45, mas para el caso que tratamos, da igual. Fue todo un impacto, el comentario asombrado en el café del desayuno. Me vino a la memoria, entonces, el recuerdo de un querido amigo que, al firmar su primer contrato rozando los 40 años (se había empeñado en licenciarse en filosofía pura), comentó irónico al responsable de personal si no le parecía que por su edad no estaba más próximo a la jubilación que a su primer empleo.

El titular del diario económico hacía referencia, creo, a Telefónica. Su innovador presidente Villalonga llegó a un monopolio repleto de grasa, o sea, personal sobrante, improductivo. Era de aquellos tipos conocedores de que los despidos masivos animaban las subidas en bolsa de las compañías. Los grandes beneficios que obtenían en media hora en los corros pagaban mil despidos. El resto era capitalización bursátil neta; nada de grasa, todo jamón. Comenzaba una época de fuegos artificiales, champán, sexo en la oficina y enormes operaciones financieras de compra y venta masiva de empresas.

Pero los adolescentes espinillos ya habían salido de los garajes y les crecía una barba rala en el desierto de Silicon Valley. En pocos años, se harían dueños del mundo arrinconando a bancos y petroleras. La digitalización era una tela de araña que pare Internet y comienza a enredar al mundo que ya vienen regando los fondos de inversión. Y, como toda época de ruptura, tiene también sus titulares emblemáticos. Hace unos días me llamó la atención el que encontré en El País: “150 despidos en un segundo: así funcionan los algoritmos que deciden a quién echar del trabajo”.

 

«La máquina digital viene para hacerse cada día más poderosa».

 

Observo, a estas alturas ya fuera de espantos y sereno, que el mundo corre una barbaridad; en poco más de dos décadas, el trabajador pasa de ser tutelado por los departamentos de personal a ser tenido como un recurso humano (¿tuerca de carne?) y, ahora, a ser despedido por un algoritmo. La noticia de referencia se extiende después relatando que se trata del caso de la filial rusa de una empresa de software radicada en Los Ángeles. Recordé entonces el episodio que leímos – puede que en un libro de historia – de los ludistas ingleses, artesanos de principios del siglo XIX que se rebelaron contra la máquina de vapor. La diferencia con ellos estriba en que ahora no hay protesta, solo lamento y resignación.

Pienso también en la estupidez que sostiene al libro de Harari, “Homo Deus”. Según él, el hombre aspira a la eternidad y a ser dios. Digo yo, que este será acaso el patrón de la inteligencia artificial, esa nueva ciencia que ha registrado en nuestro córtex cerebral más somero y descubierto una mina de oro.

Los que se aferran a los sueños empresariales, y tanto les estorban los mortales, sostienen que la máquina digital viene para quedarse y hacerse cada día más poderosa. Uno de sus grandes hombres, Jeff Bezos, el boss de Amazon, afirma que “la única decisión humana, por el momento, será la estrategia”. Todo lo demás será cosa de la máquina.

Quiere decir entonces que los objetivos y fines empresariales los deciden todavía los hombres. Pero, ¿de verdad está seguro de que los planificadores, con sus ambiciones y sueños delirantes, no están ya abducidos por la máquina? En el mismo artículo de despedidos algorítmicos, se lee que los niños del momento no sueñan con ser futbolistas o astronautas; se ven con empleos de diseñadores de sueños o traductores de la lengua de los animales.

Se acabaron los fontaneros y, pronto, los cerdos de El Pozo no contaminarán con purines porque las proteínas crecerán en microondas estelares sobre cápsulas parecidas a donde hoy se hinchan las magdalenas.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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