El futuro en un informe

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

El informe del FMI del pasado martes 14 sobre la España de la covid-19 (8% de caída del PIB y más del 20% de desempleo este año) fue un duro estacazo. Hasta la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, tan curtida, horas después de la alarma intentaba explicarse todavía aturdida. Es probable que aguantara una enorme irritación por la noticia. “En medio de miles de muertos eso no se hace”, podría haberse exclamado. Y sería explicable una reacción de este tenor. Porque ocurre que cuando no hemos sofocado, ni mucho menos, el incendio, ya nos preguntan qué vamos a hacer con las cenizas; cuando no entendemos del todo bien qué nos está sucediendo, irrumpe el futuro con su punta de flecha envenenada. Como escribe el colega Iñigo Domínguez en El País: “Mejor que el futuro nos lo expliquen despacito”.

El presente fue sorpresa y es dolor, pero de esas dos fuertes ramas del coronavirus brotan y se entrelazan en maraña multitud de alargues que despistan a todo el mundo. Porque desconocemos el número de fallecidos a causa del bicho al discutirse el método de conteo; el de infectados o limpios de contagio; si los que fueron infectados y salieron de la enfermedad son aún potenciales transmisores del virus. Estamos muy agradecidos al personal sanitario, y todas las tardes le aplaudimos pero, al mismo tiempo, menudean personas que dicen a la enfermera del 3B: “Bonita, por qué no te vas a la casa de tu madre mientras dure la pandemia”. Y asuntos aún de rango filosófico: ¿Por qué no exigir un carnet de que se está exento de virus? ¿O de lo contrario?

Ahora – unos linces sus comerciales – arrasan en las puertas de hospitales, centros comerciales,  empresas con gran número de empleados, talleres y  oficinas concurridas, unas máquinas que miden la temperatura corporal al paso: 36.2, 36.4, 36.0, 36.8… “¿Pero 36.8 no se considera fiebre en según qué casos? ¿Por qué se les deja pasar?”, comentan en el grupito en corro extendido ante la máquina de café.

 

“Las ideologías extremas nunca dieron buen resultado”.

 

Parece necesario recordar una vez más que lo importante es lo que ocurre ahora, que el futuro puede esperar. Si te enreda en sus vericuetos es probable que te atrape la fantasía o, peor, te deprima tanta oscuridad. El manejo aceptable del presente, aunque no siempre, prepara un futuro mejor. Por ejemplo, en los últimos días, el señor Iglesias y los suyos en el Gobierno presionan para que el ejecutivo apruebe y  ponga en marcha de inmediato el ingreso mínimo vital, que sin duda puede ser un buen alivio para muchos desamparados. Sin embargo, es más urgente echar bien las cuentas, no tanto del número de personas que puede alcanzar y qué cantidades, que es muy importante, sino confirmar si la hucha pública puede hacerse cargo ahora y en el futuro del pago. Porque es el momento de gastar todo lo que sea posible, pues la necesidad es enorme (“Y guardar las facturas, también”, como nos dice la presidenta del FMI, la señora Gueorguieva), pero más perentorio es asegurar que mañana (el futuro) la hucha siga sumando ingresos. Los economistas explican este asunto de manera alambicada, mejor acudir a la parábola del pastor centenario: “Lo más importante es que las ovejas no ‘atoconen’ la hierba porque en poco tiempo los prados acaban convertidos en desiertos: mala hierba, primero; calvas y terral, después y, al final, todo polvo”.

Nuestro presente debería dar la mejor sepultura a nuestros muertos y echar bien las cuentas. Las ideologías extremas – todo para la empresa o todo para el trabajo – nunca dieron buen resultado. ¿Estamos seguros de que esto es así o acaso no está del todo claro?

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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