El pasado domingo 25 de febrero paseaba por el barrio barcelonés de Gràcia, el más adornado con lazos amarillos de la capital. Mañana soleada y fresquita que llenaba las terrazas de sus pequeñas plazuelas de personas ansiosas por el aperitivo. En la Plaza de la Virreina, tan recogida como hermosa, Seguir leyendo
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