En mi infancia aprendí (y viví) con los cendales (con c) de por medio, es decir, con estorbos, trastos, restos o jirones de mil enseres. “Quítate de ahí, cendal”, te decían cuando estorbabas el paso a alguien; o “Vaya cantidad de cendales”, cuando nos encontrábamos o nos sorprendía un cúmulo Seguir leyendo
Cerrar