Illa, el hombre a batir de nuevo

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

Este político catalán (de “ministro  español”, le tildan los catalanes que se creen los más catalanes) era un perfecto desconocido cuando entró a formar parte del Gobierno de España como ministro de Sanidad, una cartera que más bien era un monedero en el que poco cabía. Tampoco  tenían demasiadas noticias de él en su tierra de nacimiento y vida: alcalde de pueblo, discreto hombre de aparato en la sede del PSC de la calle Nicaragua y casi clandestino impulsor de Societat Civil de Catalunya.

Cuando aún no habían transcurrido ni dos meses desde su traslado a Madrid,  dominado aún por la mudanza, los nombramientos y el deslinde de competencias con Podemos (el ministro de Consumo quería más), nos sacude a todos el latigazo de la covid. Los escasos técnicos disponibles en un ministerio que era más cartel que fábrica, con todo, le habían trasladado mensajes tranquilizadores sobre la virulencia del bicho: no será para tanto; China está muy lejos. Pero el virus se multiplicaba por días y ahogaba de tal manera que el 14 de marzo de 2020 el presidente Pedro Sánchez anunciaba la declaración de estado de alarma, que confinaba en casa hasta nueva orden a los españoles no imprescindibles para realizar las tareas esenciales que se enumeran. El anuncio fue tan inesperado como aquel otro que realizara el también presidente socialista Rodríguez Zapatero, ordenando la retirada del frente de Irak de las tropas españolas allí desplegadas.

Es a partir de entonces, en ese tiempo sombrío de cadencia de poema romántico con muerte, cuando los españoles comenzamos a reparar en él. Junto a Fernando Simón, es la cara y la palabra de las noticias más tristes. Todos, pegados al televisor y otros mil receptores difusos, nos íbamos quedando con su cara compungida y gafas en pendiente; los ademanes moderados, traje azul oscuro con cierto desaliño y un metalenguaje que traslada una cierta sinceridad en un tiempo donde los políticos, singularmente de la derecha, se hacen más feroces que nunca.

 

“Illa se convirtió en ese héroe inesperado”.

 

Su ministerio impulsa y coordina centenares de decretos, órdenes ministeriales y mil decisiones de menor rango administrativo. Acierta, yerra y le engañan. El Gobierno de la Nación se vio inmerso (aún persiste) en un combate desigual contra un virus desconocido al que se le va uniendo paulatinamente la oposición política y pronto miles de ciudadanos airados y desconcertados que le acusan de sus angustias y otras mil ruinas.

Pero el Salvador Illa más acosado resiste, y hasta logra obtener un respeto creciente gracias a su moderación, capacidad de encaje y diálogo múltiple y sin cortapisas: “un ministro que trata de ayudar siempre”, en palabras de un consejero autonómico de la oposición. Las rayas rojas no forman parte de su pensamiento. Se va convirtiendo, mes a mes, en ese héroe inesperado de película que, tiznado y en harapos, emerge entre el escombro, saluda al descampado y llama a la esperanza.

 

“Es el hombre a batir por todo el arco parlamentario”.

 

A este hombre, al superviviente de la batalla política más cruel, se le destina a liderar la candidatura de los socialistas catalanes en unas elecciones (otras más) a cara de perro. Se podría pensar que se le dispensaría o relevaría de una nueva confrontación aún más dura como supone chocar contra los hombres que no se atienen a la razón, es decir, los nacionalistas separatistas y españoles. Pero no ha sido así.  Ha resultado que es el hombre a batir por todo el arco parlamentario y el extrarradio de la política catalana. Incluso por el partido de la coalición del gobierno del que formaba parte hace tan solo unos días.

Todo porque quizás tiene chance electoral; porque a los combatientes que sobreviven a las hecatombes se les respeta; porque parece cierta la sinceridad del compromiso que muestra. Nuestro raro cainismo político hasta nueva orden busca conseguir aquello que la pandemia no pudo perpetrar: su derrota.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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