La incertidumbre

Elecciones2015
Fotografía: Elecciones2015

A nadie le gusta la incertidumbre, sin embargo es lo único claro que tenemos ante las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo próximo. Sólo parece confirmado que el PP caerá bastante y que el PSOE no detiene la hemorragia; Ciudadanos y Podemos se colocarán como bisagras y mucho más, y los nacionalistas navegarán con vientos parecidos a los de siempre. Pero nadie se atreve a apostar cómo sumarán y restarán fuerzas unos y otros a la hora de constituir gobiernos. El episodio andaluz: tres veces rechazada en el Parlamento la candidata más votada y clara ganadora de las elecciones de marzo, indica que los acuerdos no serán fáciles en el inminente futuro.

Muchos confían en que una vez pasadas las urnas del día 24, los partidos emergentes, pero no sólo ellos, serán menos reacios a los pactos. Pero tampoco está claro. A las modernas formaciones políticas les sigue dando urticaria trabajar con los viejos partidos y, además, dependiendo de cómo sean los resultados, puede que no despejen ecuaciones hasta pasadas las elecciones generales. Aunque los partidos más bisoños aún no lo adviertan con claridad, aquello que sucede en Andalucía tiene una repercusión futura sobre ellos, no sólo en esta tierra, sino también fuera de ella, pues una cosa es ejercer la oposición, incluso con mano y voz muy duras, y otra bien diferente es impedir que se gobierne. El electorado siempre hace pagar esas prácticas.

No obstante, el ciudadano y la sociedad en general suelen ser más indulgentes con los tropiezos del novato que con los del instalado desde hace años, pero sólo lo será hasta el momento en que deje de llegarle la luz o nadie acuda a barrer las calles. Los bloqueos políticos tienen su tiempo. Así pues, si el tiempo político que se abre tras las inminentes elecciones municipales y autonómicas, a la incertidumbre electoral del momento le añadimos el miedo a comprometerse, el pavor a pactar y gobernar, mal asunto.

El tacticismo en política sólo resulta útil si, al final del forcejeo, dos o más partidos acuerdan acciones de gobierno más acertadas y posibles; mas cuando es sólo un ardid para poner nervioso, y aún derrotar al contrario, es pan para hoy y hambre para mañana. Al menos a la presidenta andaluza los nervios no la han llevado a arrodillarse. Incluso habla de convocar de nuevas elecciones después de haber obtenido una clara victoria hace sólo unas semanas. Quienes perderían en ese supuesto son aquellos que se olvidan que son elegidos para ocuparse de los asuntos públicos que afectan a la gente y no para celebrar las heridas que producen a sus adversarios políticos.

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