Sueldos

¿Qué hombre por el mero hecho de trabajar, incluso de manera eficientísima y constante, puede ganar 5, 10, 15, 20 y hasta 30 mill/€ al año?. ¿Qué ser humano por sublimes que sean sus talentos y actitudes puede cobrar hasta 10.000 veces más salario que el trabajador medio de él dependiente?. ¿Qué criatura excepcional es esa que con su solo desempeño como ejecutivo  durante cinco años logra tal fortuna que bastará para que vivan los suyos  como reyes durante tres generaciones?. Pareciera que este tipo de hombres no pudieran ser reales pero estamos engañados, existen. Sin ir más lejos la prensa de ayer decía que «el jefe de Disney cobrará hasta 22mill/€ al año». 
¿Y cómo permiten nuestras sociedades tamaños desvaríos?. Es un misterio, aunque ellos, esos grandes ricos, se han encargado de convencernos durante los últimos treinta años de que se merecen esta suerte pues el valor que dan a las empresas que pilotan con su trabajo es enorme. Y nosotros, el resto de los mortales incluidos los mileuristas, hemos llegado a creer tanto  la milonga que, en secreto, con ocasión de algún sueño etílico,  nos vemos siendo como ellos un día. Pero la crudeza de la crisis empieza a hacerlos enojosos y hasta los media, atentos a sus intereses,  llegan voces críticas.
La primera alarma sonó cuando se supo que todos los ejecutivos del Ibex habían ganado más en tres años de crisis que en los anteriores 10 de bonanza. Lo mismo ocurrió con los pópes de bancos y cajas. Un alto ejecutivo de una de estas últimas instituciones dijo al periodista que sus asignaciones crecían dado que su caja se mantenía en beneficios. Oculto, claro, que estos habían caído el 64% en tres años y que se habían desprendido de más de 300 empleados.
La segunda oleada de alarma la vivimos estos días. Los jefes de las cajas que se fusionan o intervienen se van a sus casas forrados. Y poco se puede hacer para evitarlo. Además, el partido que puede ganar el 20-N acusa del atropello al gobernador del Banco de España «que no vigiló suficiente». Es algo así como culpar a la policía del robo por no llegar a tiempo.

 

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