Rechazar la Evidencia

Ahora el Gobierno llevará al Congreso una propuesta de reforma de las relaciones laborales, de calado, que no han querido ver (cada uno con su razón) patronal y sindicatos. Y se han equivocado del todo. De alguna manera han permitido que otro decida sobre lo suyo. Demuestra, además, una gran torpeza por su parte y algo más: están fuera de cacho, no saben leer el momento que estamos atravesando. Con su no nocturno y taciturno, sin acaso pretenderlo, han dado al Gobierno un almacén de oxígeno. Ahora sobrevolará sobre sus cabezas para acordar en las Cortes unas nuevas reglas laborales de mayor aliento que aquellas que traían los textos sobados de patronos y sindicatos. La respuesta puede que sea la ¿dimisión? de Díaz Ferrán y la convocatoria de una huelga general por parte de los sindicatos y el PP, aunque este último solapado. Pero tampoco por ese camino recuperarán galones. Parece norma que las huelgas generales tienen éxito en momentos de bonanza económica y no tanto en tiempos de penuria. Si también pinchan aquí se lo tendrán que mirar en las mejores clínicas. El desenlace de los acontecimientos en el mundo ha confirmado que gobierno y agentes sociales perdieron dos años en desencuentros, pues todos tenían miedo al no acuerdo. Ahora resulta que el fracaso de la negociación puede contribuir a estabilizar en algo a Zaparero y que nuestro país gane en algo respetabilidad.

Zapatero no quiso ver el fondo de ojo a la crisis y ésta le forzó al cabo a tomar decisiones durísimas; sindicatos y patronal ni siquiera han imaginado que el mundo puede funcionar sin ellos, pero le pondrá en su sitio más pronto que tarde. Es verdad que buena parte de lo que nos ocurre es como consecuencia de la voracidad de unos mercados sin control, pero a esa zorra nadie ha podido atarle una lata al rabo hasta ahora.

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