Hace tres o cuatro años, era agosto, fuimos a comer al nuevo restaurante Atrio, de Toño Pérez, en el casco histórico de Cáceres. Una riada de emociones y millones de sensaciones. Un lujo. Si tuviera memoria escribiría folios y más folios de aquella tarde. Me quedan solo impresiones y algunas Seguir leyendo
Cerrar