
El vacío sobrecoge siempre. Un restaurante inundado de luz y aire, sólo moteado de camareros lánguidos que miran al infinito de la calle o un supermercado, con sus lineales repletos, sin el pulular de carritos por sus largos corredores, son imágenes sobrecogedoras, radiografías exactas de un tiempo determinado. La estampa Seguir leyendo