
Hace años que no piso las plazas de toros. Fui fiel seguidor de los toros de verdad y de los toreros de arte y arrojados. Esa sensibilidad la eduqué en Las Ventas de Madrid. Luego, reflexionando (y doliéndome) por tanta sangre derramada, abandoné los cosos. Pero por mi pecho vuelan, así de Seguir leyendo