Gobernar el Apocalipsis

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

Calles vacías y playas para las gaviotas; el monte a placer de la carrasca y las alimañas mientras el cielo borró de su encarado azul los surcos blancos del avión viudo. España es un país tan desconocido como los agujeros negros del firmamento remoto; un espacio imposible de explorar en manos de la policía, sus advertencias y megáfonos. Algo novísimo, impensable incluso el pasado viernes amanecido reluciente y (casi) festivo.

Hacemos historia, nos convertimos sin haberlo imaginado, y menos aún pretendido, en el inicio de algo: somos el primer jadeo de la ciencia ficción hecha carne y hueso. La tarde-noche del viernes pasado un hombre aún joven, moreno, enteco, serio y un tanto envarado, un presidente del gobierno de azul, comunicaba a la nación de 47 millones de personas su disposición a declarar el estado de alarma. ¿Qué es eso? Da como miedo, piensa la gran mayoría. Eso se irá desenvolviendo, como el papel higiénico, tan demandado los últimos días; nadie sabe qué puede suceder, por dónde puede salir este pueblo de vacceos y turdetanos; de vetones y astures tan guerreros y desconfiados que llamamos españoles.

De momento, catalanes y vascos refunfuñan, pues quién es el gobierno de Madrid para invadir sus competencias; ellos son los únicos responsables de la vida y muerte de sus ciudadanos. Como si los Mossos pudieran detener el virus en Tortosa o una guarda civil mágica, cercar Vitoria con plástico.

Claro que esto son anécdotas para llenar de titulares los noticieros. El verdadero campo de batalla, sin embargo, está ahora en las urgencias hospitalarias y la morgue que se viene hacinando. Pero más allá de los hospitales y sus mujeres y hombres de verde y azul embozados en mascarillas, los próximos damnificados a desvelar de inmediato serán esa gigantesca bolsa de desempleados (desamparados) que este parón repentino e impensable del país va dejando.

Se pide ahora al Gobierno (a los gobiernos) que detengan la pantanada; que contengan la ira de dios sujetándole el brazo cuando hasta el lerdo sabe que es imposible. Porque una economía como la nuestra tan dependiente de Europa, y por tanto, vulnerable tantas veces por su insolidaridad y el capricho, el margen de confianza es escaso; porque es más que difícil, irresponsable y suicida, abrir la manguera del dinero teniendo una deuda enorme; porque nuestro mercado laboral es el reino del precariado: el 26% de los contratos son precarios y el 15%, a tiempo parcial; porque nos ciega tanto en estos momento el humo del coronavirus que nadie alcanza a visualizar el fin del túnel; porque es menos grave equivocarse con medidas parciales que hacerlo a lo grande.

 

«Las provincias españolas se llenarán de ERES y ERTES».

 

Cuando llega la riada de los 500 años es difícil que el pantano no se desmorone. El problema es que estas avenidas llegan ahora cada 10 o 15 años y la mayoría de sociedades y gobiernos de nuestra época están desarmados e impotentes frente a los mercados de capitales quienes, como el malo de la película del oeste, se han hecho dueños del saloon achantando al sheriff del condado.

Y sí, las Delegaciones de Drabajo de buena parte de las provincias españolas se llenarán de solicitudes de ERES y ERTES, y las cifras de desempleo y cierre de empresas o negocios serán espectaculares en las próximas semanas porque, además, en nuestro país no existe cultura de regulación temporal del empleo, de distribuir las masas salariales de tal manera que pocos trabajadores tengan que ser despedidos en tiempo de penuria.

Y sí, de todo esto trata el debate abierto e inconcluso en el seno del Gobierno; no acertará si al final se imponen los planteamientos demagógicos y maniqueos en defensa de la empresa y en detrimento del trabajador o viceversa. Porque, en fin, es imposible construir puentes sólidos con escasez hierro y cemento.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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