MEMORIA NIEBLA
Braceando en la niebla de la
memoria
te vi refulgente, imperial y como otra.
No me atreví a decirte,
a rozarte tan siquiera.
Tú me observas sin ojos
o eso percibo al menos.
No era fiebre ni delirio.
Eras tú, perla de mirto dorada,
bañando en el mar
engañoso de los recuerdos,
tan real como la lágrima de Dios.
Luego un viento deshizo la bruma,
tu beso fue un roce miedoso.
Desapareciste en la mezcolanza
del sueño.
VIENEN DÍAS
Vienen días en blanco para ti,
horas oportunas para esto y lo otro;
para recordar la ventana del futuro,
incluso probar su sangre.
Es el mejor tiempo posible:
la duda juega con lo incierto
y la esperanza batalla contra la memoria.
Son momentos especiales, únicos;
todo está por nacer mientras crece,
y la vida gravita sobre un juego de dados.
Vienen días en blanco para ti
como hermosas peonias por regar
y augustos colores reclamando brillo.
Son horas infinitas
para descubrir los matices del polen
y esas virtudes que nos lavarán
… toda la vida.
Tiempo para meter los dedos en el corazón
y en los ojos del otro, y lamerlos.
Debes estar satisfecha.
La posibilidad de trenzar el tiempo
solo la tienen los dioses.
Tú eres una diosa.
Atrévete, ignora el capricho,
responsabilízate y culmina
el futuro inconcluso de la libertad.
Vienen días en blanco para ti
cuando distingues los colores en el mar
y tu azotea tizna el horizonte.
Es la primera prueba:
la de ver y creer.
Cuando mil arcoíris rujan sobre el océano
y la nieve te salpique las uñas de verano,
es posible que estés dispuesta
a ser una simple mujer.
Solo una mujer.
Una.