Leyendo la prensa española de los últimos días se observa una activa presencia de líderes (o ex) socialistas por países de Latinoamérica. La atención que vienen recibiendo es tanta, que hasta al ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, le sobrevino un ataque de celos y tildó de desleal a Zapatero por no haber informado con antelación que iba ser recibido por Raúl Castro. El cabreo se entiende bien, sobre todo, porque nuestro ministro no ha conseguido aún ser recibido por el anciano Castro.
Más allá del incidente, lo cierto es que los socialistas, tan de capa caída aquí, mantienen una aceptación grande en América. Llegan a todos los Gobiernos y con todos hablan. La diferencia con el PP en este terreno es abismal. Desde Aznar (Fraga fue otra cosa, pues jugaba al dominó con Fidel Castro), que sólo hablaba con Bush y los pocos mandatarios derechistas del continente, nuestra derecha no levanta cabeza allí. El único país con el que mantienen hoy un entendimiento franco parece que es Panamá.
Y llama poderosamente la atención el atasco diplomático de nuestro Gobierno cuando diez de la docena de huevos que España ha puesto a madurar en el mundo se encuentran en las tierras que avistara Colón.
Nuestras empresas, a fuer de no obtener el apoyo necesario casi nunca, hace años que se lo montan por su cuenta, y sufren doblemente cuando errores diplomáticos garrafales deshacen sus avances conseguidos con enorme gasto y esfuerzo. Los ejemplos son numerosos.
Sí, la impecable figura de Pedro Sánchez atrae la atención de nuevo hacia el PSOE, en tanto que la escena de amor entre Zapatero y Evo Morales, cuando este le impone la Gran Cruz del Cóndor de los Andes, recuerda que eso de los bolivarianos no es sólo patrimonio de Podemos y otros demonios.
De la gira sudamericana socialista se cae Argentina. Aunque acaso todo se deba a que la señora presidenta Fernández de Kirchner no esté para visitar ni ser visitada. Otra vez la querida nación de las pampas y los tangos vive sumida en un quilombo de ruido, poder y corrupción.
Otra vez será.