Y Ahora, Argentina

La Presidenta argentina Cristina Fernández
La Presidenta argentina Cristina Fernández

Como tenemos pocos líos, metemos en el quilombo a la mismísima Argentina. !Ahí es nada!. No sabemos si el gobierno Rajoy -que pone al mando de esta batalla verbal (de momento) a un Margallo bien gallito y un Soria amenazador en las tinieblas polacas- ha medido bien los efectos de su pedrada, ya que jugar al nacionalismo con Argentina es más que una temeridad, una insensatez, una guerra perdida. Tampoco conocemos la temperatura que ha alcanzado el cuerpo de los dirigentes empresariales españoles con pingües intereses en la nación «de los pibes», pero no es difícil pensar que el miedo se les habrá agarrado a la garganta por una temporadita.

Es verdad que la señora Cristina Fernández lleva una deriva política harto preocupante. Gobierna como una sátrapa enjoyada alimentada por el enredo de un grupo de brujos que se acovachan en la Casa Rosada. Pero una advertencia tan atronadora por nuestra parte en respuesta a sus atropellos con Repsol es a todas luces contraproducente y puede que perjudicial para nuestros intereses,  sobre todo porque no tenemos «flota» que enviar hasta el Río de la Plata y menos aún la fusilería suficiente para espantar los ataques en bandada de los mercados.

Algunos opinan que esta escalada verbal (repito, de momento) servirá para distraernos de la crisis y demás recortes y ayudar así a que se recupere el Gobierno aunque sea a base de golpearse el pecho de lata. En  la misma dirección iría la ofensiva de Madrid contra las cuentas andaluzas y hasta el descubrimiento de que tenemos un nuevo enemigo llamado Italia. Definitivamente, a los populares les han sentado fatal las vacaciones de Semana Santa. Convendría que repitieran el puente de mayo los ejercicios espirituales que se sirven por esta época. Conocen, como todos, que su capacidad para intervenir sobre nuestra (mala) realidad no es superior al 5 %; por tanto no les conviene dilapidar ninguna décima. Claro que de seguir abriendo nuevos frentes su capacidad de decisión puede acabar siendo cero. Que recuerden mismamente que le sucedió a Zapatero.

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