En Faena

Consejo de Ministros 30 Diciembre
Fotografía: Consejo de Ministros 30 Diciembre
Consejo de Ministros 30 Diciembre
Consejo de Ministros 30 Diciembre

El ministro De Guindos muestra un semblante harto serio, parece el rostro de un hombre contrariado; la menuda y muy activa Santamaría extrema la expresión de sus ojos a fin de escenificar la sorpresa de una herencia socialista que lleva a España a un déficit próximo al 8 por ciento. Y luego vemos a Montoro. Éste es un profesional pero su cara de póquer le delata como actor principal del impuestazo y más del viernes 30. También acude la ministra Báñez aunque su mutismo y expresión de absorto naufragio le hace invisible. Falta a la cita, claro, como casi siempre, claro, Rajoy.

Era probable que en esos mismos instantes un helicóptero Puma lo transportara a un lugar de descanso lejano y seguro. Pero pocos estarán al loro de tal posibilidad. A decir verdad, casi nadie sabe de él en las últimas semanas. Vive fuera de La Moncloa a pesar de que le esperan las arañas brillantes, el servicio pulcro y las verdes acacias. Continúa aún en su casa, se supone que oculto en una nube de seguridad.

Este es el gobierno que vimos y no vimos el viernes último, el que dio la cara y no después de tantos días de aplazamientos y dudas. Y llegó con un discurso previsible de dureza, aunque no construido con las palabras que esperábamos. Estábamos preparados para cualquier nueva calamidad económica pero no para una subida de impuestos. El PP llevaba más de un año negando que ese extremo pudiera darse. Pero no sucedió así. Tendremos un IRPF al alza y un catastrazo. Y hasta los ahorros nos arañará el fisco. O sea, que hemos llegado a ver en tiempo récord a un gobierno de la derecha cometiendo «las mismas fechorías que los increíbles socialistas» a los que  solo acababan de echar ayer del gobierno para «acabar con el saqueo y otras penurias».

Es un hecho comprobado que el trecho que va entre lo que promete un político y realiza al cabo, alcanza distancias de meseta siberiana, sin embargo, no son tan frecuentes las mudanzas tan radicales como la presenciada anteayer. Algún periodista estuvo tentado de preguntar si todo se debía a que Rajoy se había caído del caballo como Pablo, pero se reprimió al recordar que todo era más sencillo, pues el PP ganó con el mandato de hacer en cada momento lo que quiera o pueda. 

Ese es su programa: ningún compromiso.

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