Pacto de Estado

Pacto
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No es que sea un clamor, pero la gran empresa española, sus voceros, buena parte de la opinión periodística y acaso un trozo apreciable de la opinión pública vienen pidiendo al gobierno y al principal partido de la oposición que se dejen de zangas y trabajen para llegar a acuerdos de largo alcance en materia económica dada la situación de crisis aguda que nos castiga. Es posible que fueran necesarios, aunque hay que advertir antes de seguir con el razonamiento que este tipo de acuerdos aún no han sido posibles en ningún otro país, digamos importante, de nuestro entorno político y económico. Por algo será. Y digo yo que el mundo entero no estará en manos de personas como Zapatero y Rajoy, aunque eso sí, todos sufren de crisis severas. La razón de esa alergia de Gobierno y oposición a los acuerdos debe obedecer a algo distinto de la despectiva certeza de que nuestra clase política “y en especial nuestro presidente” son infumables. Aquí, Rajoy piensa que la losa de la crisis terminará por aplastar a Zapatero en algún momento, y en ese objetivo único se afana. ¿Por qué ir entonces a unos pactos en los que inevitablemente tendría que tragar con políticas que le estomagan? Por su parte, el gobierno se siente muy seguro del éxito final de sus políticas sociales y expansivas en el gasto (y la deuda). ¿Por qué ceder entonces ante los causantes principales de la crisis que son los neoliberales del PP, amigos de cama de Bush? Piensa que sólo los socialistas podrán superarla, aunque necesitan con urgencia un acuerdo con la CEOE y los sindicatos para zafarse de tanta presión. Así son las cosas aquí, en Washington y París; poco podemos hacer. ¿Significa esto que la clase política mundial antepone su interés a los intereses colectivos como es creencia en ascenso? No diría tanto. Quizás solo se deba a que los llamados progresistas consideran que en este tipo de acuerdos siempre consiguen imponerse las políticas conservadoras, y las derechas porque no quieren dar su brazo a torcer como siempre. Por ejemplo, todavía siguen pidiendo rebaja de impuestos. ¿No han pensado quizás cómo va a pagar el mundo el déficit público que vamos acumulando? Cuando mitigue esta angustia subirán los impuestos, gobierne quien gobierne. Seguro.

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