Televisión

RTVE
Fotografía: RTVE

El Gobierno vuelve a intervenir sobre el sector de la televisión. De nuevo lo hace achuchado por la urgencia. Cuando hace tres años cambió la normativa de RTVE fue por causa de su deuda astronómica. Ahora se trata de la penuria de todas las demás como consecuencia de la crisis publicitaria. Y tanto ayer como hoy el epicentro del terremoto se sitúa en la casa del pirulí. Es curioso, los medios que concentran hasta el 80% de la tarta publicitaria española, que no es moco de pavo, son los que al cabo más problemas de hucha tienen. Algo harán peor que otros ¿no?. Pero este no es el tema nuclear de hoy, ahora se pretende resolver la angustia de nuestras teles privadas prohibiendo a TVE contratar publicidad. Se supone que su parte del pastel publicitario, ahora libre, templará las cuentas de resultados de su competencia. A cambio, TVE se financiará mediante las aportaciones de una macedonia de donantes: las privadas, las operadoras de telecomunicaciones y el propio Gobierno. O sea, se pretende aliviar el frío de unos con el abrigo de otros. Nadie sabe como irá el experimento que anunció el Gobierno el viernes, 8. En Francia, una solución parecida se comenta que no funciona. Lo único que si se confirma como cierto con el paso de los años es que las únicas televisiones públicas europeas que merecen la pena y el reconocimiento de sus televidentes son aquellas que se vienen financiando mediante canon o similar; que tenían razón los que aseguraban hace bien poco tiempo que había demasiadas televisiones generalistas, en abierto y de ámbito nacional en España y que TVE está ya para pocas patadas más. Ah, la continuación de este relato será la fusión entre operadoras de televisión. De lo contrario este comboluto no tendría sentido.

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