
Olviden a la dama y busquen al caballero. La señora Mato, ministra de Sanidad, no significa gran cosa en esta indignante historia del virus ébola en España. Ella pudo ser, acaso, la transmisora de las órdenes dadas por el presidente Rajoy para traer a Madrid a los dos sacerdotes españoles (todo un símbolo) Seguir leyendo