
Es paradójico que la “carcoma extremista”, como califica Fernando Savater a los nuevos partidos neofascistas y neobolcheviques, se haya convertido en la gran amenaza de Occidente, que estas formaciones estén tan crecidas y apoyadas por los hijos y nietos de quienes protagonizaron el Mayo francés o, desde otro ángulo, la Seguir leyendo