Castellanizar Cataluña

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

Nuestro gobierno del PP no sabe manejarse en el poder (tampoco en la oposición) sin una alta dosis de crispación política; necesita estar en combate permanente con tirios y troyanos para sentirse útil, necesario y ganador. Sucedió cuando mandó Manuel Fraga (¡Aquella abstención de la derecha en el referéndum de la OTAN!); con Aznar durante todo el tiempo de sus dos mandatos. Y ahora Rajoy. Su aparente desgana y esa imagen de abulia; su perfil de gallego confiable es solo escaparate, el escudo público necesario para recuperar fuerzas entre pelea y más pelea.

Es un partido que nunca supo compartir. Sus coaliciones siempre fueron efímeras: o se comieron al compañero de pacto o lo abandonaron. Y cuando tuvo que regar para permanecer en el poder, lo hizo por inundación. Su obsesión es manejarse solo, bien en mayoría absoluta o cuando le toca oposición. Y en la presente legislatura, tan kafkiana que recorremos sobre ascuas, es cuando con mayor nitidez se aprecia ese rasgo tan definidor de su carácter y condición: antes que compartir el gobierno con alguien prefiere paralizar el país político y administrativo.

Ahora afirma que los Presupuestos del Estado son prorrogables indefinidamente; que es suficiente si Bruselas autoriza los objetivos de gasto. El filibusterismo político y los malabarismos jurídicos harán el resto para mantener aparcados en el Congreso de los Diputados hasta 40 proyectos de ley.

Pero claro, hasta a un partido tan habilidoso se le agotan los conejos que saca de la chistera. Ahora atraviesa una de esas malas rachas. Los juzgados le aprietan hasta rozar el mentón de sus jefes; Ciudadanos le supera en intención de voto y la recuperación económica no le suma adeptos. ¿Qué hacer? Ha llamado a sus hacedores de milagros y ¡eureka!, éstos han descubierto un filón: acabar con la exclusión del castellano como lengua vehicular en las escuelas catalanas, ahora que el 155 se lo permite, le llevará a tomar la iniciativa política.

Y no es este, ni mucho menos, un asunto al que haya que prestar la atención justa, pues no es menor, sino esencial. Lo que ocurre es que llevarlo hasta la lona del combate político en este momento no traerá otra cosa que bronca. El PP quiere mambo, tensión máxima a propósito de un problema mayor que  enfrenta a España con el nacionalismo catalán.

 

Las consecuencias

 

Las necesidades propias del PP de nuevo se imponen a esas otras que antes llamábamos cuestiones de Estado, ¿recuerdan?. Si al final un Consejo de Ministros decide aprobar una norma que ponga en marcha un “por mis huevos” tan calamitoso para el país como provechoso (?) para el PP, aquí se alimentarán procesos tan nefastos como unir de nuevo a las diversas facciones del separatismo, ahora en bronca creciente; se dará fuelle al populismo de Colau tan deprimido («vuelve el franquismo”, dirán);  habrá enfrentamiento una vez más con los socialistas, que pueden acabar peleando entre ellos, y lo que es más grave: se habrá contribuido a ensanchar y profundizar la sima que separa a los propios catalanes.

Claro que el PP habrá conseguido poner en dificultades a Ciudadanos, su obsesión del momento, pues, ¿qué otro camino pueden tomar las gentes de Albert Rivera, que no sea el de ser más exigentes que sus contrincantes? Sí, al PP le vale todo con tal de permanecer eternamente solo en el mando.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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