VW como síntoma

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Fotografía: Volkswagen.www.vozpopuli.com
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El escándalo de Volkswagen da la vuelta al mundo. Una firma global que comete un fraude global. No es algo nuevo, es verdad. Tenemos ejemplos recientes (Lehman Brothers) de estafas  colosales cuyas consecuencias han hecho tambalear al mundo. Pero sucedían en el espacio financiero sobre todo, y también en el tecnológico de las comunicaciones (Microsoft, Google… no paran de crecer y pleitear al tiempo con órganos reguladores y juzgados de todo el mundo). Los grandes sectores industriales con tradición (químicas, energéticas, transporte…) han venido creciendo e internacionalizándose en los últimos tiempos sin grandes sobresaltos escandalosos. Anclados sobre firmes bases tradicionales donde el ingeniero pesa tanto o más que el economista y el abogado, y dominadores de lobbies en las grandes plazas soberanas (Washington, Chicago, Londres, París, Bruselas, Shanghai… ), se entendía que lo hacían mejor que otros que llamaban a su trabajo ingeniería financiera. Pero el escándalo VW viene a poner en cuarentena un tanto ese parecer y bien pudiera ser el principio de algo más preocupante.

Los gobiernos y grandes periódicos del mundo tratan de radicar el fraude alemán, con su estela de sospecha, solo en el sector del automóvil. Pero lo van a tener complicado. La Comisión de la Competencia europea maneja docenas de expedientes sobre otras tantas presuntas irregularidades y fraudes, «algunos de escalofrío». La patulea de despachos de influencia instalados en Bruselas tendrá más dificultades en dulcificar después del campanazo dado por la empresa de Wolfsburgo. La atención que prestará la prensa independiente a estos asuntos y la presión que harán las segundas y terceras marcas será más intensa  que nunca. Sin ir más lejos, en España, nuestro Consejo de la Competencia, tan polémico y escaso de prestigio él, ha aflorado en los dos últimos años, sin embargo, hasta 17 presuntos cárteles en otros tantos sectores económicos o comerciales.

Algunos analistas y think thank europeos alertan de que la vigilancia sobre prácticas industriales, comerciales y económicas irregulares y de corrupción vira desde la observancia a los políticos hacia los empresarios. De nuevo aquí la diferencia entre USA y nuestro continente es grande (dejo a China fuera, aquel es un país regido por una dictadura y por tanto la corrupción debe ser lo normal). En la tierra de los gigantes de la NBA lo habitual es que se dé gran libertad a la empresa para su desenvolvimiento ordinario pero la inspección suele ser, si no implacable, sí ejemplar. Europa es más intervencionista pero a cambio vigila con ojo más débil. Quizás por ello VW ha sido cazada en USA y no aquí donde nos inunda hace décadas con sus coches y su propaganda.

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