Muchos dan por finiquitada la legislatura actual. Mandan ya al trastero de los olvidos el bipartidismo y colocan a Podemos (escoltado por Ciudadanos) en la vanguardia de una España que se regenera desde los más nobles valores de la solidaridad y la honestidad. Le dan suma importancia a qué traerán las urnas andaluzas del 22 de marzo y creen que en el resultado, luego, de autonómicas y municipales vendrá escrito todo lo demás.
Gran error. Los resultados de las andaluzas no indicarán más que una cosa significativa: si el PSOE tiene aún recorrido o encalla para siempre. Las locales y regionales traerán un amplio desmoche de poder del PP y darán lugar a nuevas (e insólitas) alianzas para conformar gobiernos. Haremos luego balance de bajas y comprobaremos la fortaleza de los vencedores.Pero hasta ahí.
El resultado de las elecciones generales – las más trascendentes- dependerá sobre todo de lo que hagan unos y otros a partir de ahora. Los lamentos por los hachazos del gobierno del PP y la decepción por la ausencia del PSOE, comienzan a desvanecerse. Sobre todo en el caso de los populares. Rajoy -con la excepción de la pelota judicial corrupta que arrastra- lo tiene todo de cara. El país ha entrado en una etapa de franco crecimiento económico. Algunos economistas, como el nada sospechoso Santiago Carbó, incluso lo llevan por encima del 3% en este año. Ello conducirá a una perceptible recuperación del empleo y a un aumento significativo de la recaudación fiscal.
Sólo con estas dos bazas, un gobierno populista y ágil en la propaganda como el nuestro hará diabluras. ¡Hasta habrá artistas que lo aplaudan, pues la caída del 21% cultural sucederá en el momento que más interese al Gobierno! Se dirá, no obstante, que esta súbita bonanza tiene bastante de azar. La bajada enorme del precio del crudo, la depreciación del euro y el préstamo prácticamente a cero de interés se los ha encontrado el Gobierno sin que él hiciera gran cosa. Y es cierto, pero también lo es que el vendaval de la prima de riesgo y los mercados devorando nuestra riqueza acumulada en época de Zapatero y después, tampoco fue del todo responsabilidad de los gobiernos y se lo tragaron enterito.
El Gobierno de Rajoy lo que sí ha conseguido es devaluar tanto el precio de España que inmensos activos económicos se venden a precio de saldo. Llegan, y seguirán viniendo, grandes capitales a por ellos, y la actividad económica acabará por notarse pronto en las expectativas de la mayoría. Las elecciones generales se celebrarán justo en este baile de crecimiento efectivo. Está claro que el Gobierno se atribuirá todo el mérito. ¿Le será suficiente para ganar con claridad? Puede que sí, puede que no. Aunque lo que es seguro es que Rajoy no está desahuciado. Ni mucho menos.
Permíteme no estar de acuerdo contigo; el Sr. presidente queramos o no lleva atada en el cuello, una cuerda con una roca muy grande que le puede hundir, Barcenas y el Gurtel.
¿Desde cuándo a este Gobierno le ha pasado rédito la corrupción? Os recuerdo que en las anteriores elecciones autonómicas han vuelto a ganar en Madrid, Galicia, Valencia y ya habían salido bastantes casos. Estoy totalmente de acuerdo contigo, sus órganos propagandísticos ya están puestos en marcha y en eso, son maestros, aunque yo no lo pueda comprender, no entiendo que no se les castigue por tantas tropelías, su comportamiento, su manera de gobernar es el de una dictadura. Hemos retrocedido cuarenta años en todos los aspectos, en libertades, en sanidad, en cultura y me da mucho miedo el nivel que hay en gente muy joven y eso sí qué es un gran problema. Nos falta educación democrática, pensamiento crítico y no dar un cheque en blanco a ningún partido, aunque sea el nuestro.