Ganar tiempo

En este mes de diciembre se ha dado el caso de que decenas de miles de funcionarios cobraron nómina y extraordinaria ¡el 16 de diciembre e incluso antes!, y grandes almacenes y superficies han sacado del ropero sus mejores ofertas crediticias para hacer más fáciles las compras: préstamos a interés cero por un año. Los mayores distribuidores de los alimentos clásicos del momento: jamón y chacinas, pavos y demás volatería, langostinos y otros amigos fríos del mar o la piscifactoria, se han exigido al máximo para ofrecerse expansivos ¡y baratos!. Los chinos ya compiten en serio con Zara y otras marcas en ropa, complementos, hogar…, luego los precios se moderan. Además, el incalificable Montoro, que mantiene contra la pared al sector de la distribución con el alhigui de una nueva subida del IVA, viene por Navidad a comentar que eso va a ser a cosa que iremos viendo en los próximos años. Todo, pues, parece dispuesto para que en estas fiestas despegue el consumo, por fin, después de cuatro años de caídas. El alivio del tendero será la mejor noticia para el gobierno, es decir, iniciar el año 2014 con el anuncio de «la recuperación del consumo».

Puede obedecer a este bien urdido tinglado, al menos en parte, el guión que han construido a Rajoy para que hiciera el resumen de 2013 y la prospectiva de 2014. Según él, este año que echamos la persiana: Bárcenas, deuda, recortes sociales, emigración, aumento de la pobreza…, no ha existido, lo único real es el porvenir que nos aguarda en 2014, «el año de la recuperación económica». Rajoy escamotea la realidad presente y viste al futuro con todas las cualidades de lo concreto. De ahí debe venir ese esfuerzo para que a mediados de enero tengamos datos positivos en cuanto a consumo que den verosimilitud a su discurso.

Pero no deberíamos engañarnos: casi todo es marketing y voluntarismo. No le bastará con esconder los marrones como quien oculta las pelusas bajo el sofá, sino que tendrá que cambiar muy en serio de política económica espoleando al tiempo a Bruselas y discrepando de Berlín. De no ser así en diciembre de 2014 – aunque acuda con otro relato incluso ingenioso y hasta brillante – seremos menos, pues habrá aumentado la emigración, estaremos más endeudados y con menor crédito y seremos más pobres. Rajoy y su mago pueden entretenernos con las más deslumbrantes sombras chinas hasta que, según su credo, escampe. Pero, ¿tienen poder acaso sobre las nubes y los meteoros?. Me temo que no.

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