TODO POR ELLA
Alguna vez tendré que decir algo que no sé
pero será importante y largo.
Son demasiados los siglos de letanía,
de espera tersa.
Lo soporto porque soy fuerte y respetuoso.
Cuando rojean las cerezas
torno carnoso y me ablando.
Entonces me recorro de trinos y de aguas,
me abandono a las líricas y otros anzuelos.
Son los meses del néctar
que te convierto en pastorcilla.
¡Qué risas de higos!.
Luego el cielo de la ciudad
encapota en ceniza
anunciando los despechos:
vienen las pécoras.
Es el tiempo del alma roída
y las lecturas de las caravanas de esclavos.
Llueve frío,
huele a soledad,
a manos ásperas.
Las nieves llaman a la leña
para que retornen las añoranzas.
Quisiera verte,
saber de ti,
cómo están tus hijos.
La claridad del humo
y los montes blancos
pueden con todo:
vencen a los recuerdos.
Al tronar el arroyo viene rápido y espumoso,
me enamoro
y tú callas.
Te aplastas como la liebre
en tu cubil de silencio .
Es mi tiempo a contratiempo,
liviano, creativo, sabio.
Semanas de lezna y cosedera,
de vegas bajas y miradas a los ojos.
Todo por ella,
gracias a ella.