MANOS DE CANTARERA
Qué lejana
qué sola,
qué quieta.
Sin decir nada (ni mu),
casi sin moverse.
Solo pasos de gata
y manos de cantarera.
A la espera.
Seria.
Cabizbaja.
Musitando angustias
sin expresión apenas.
Eterna mustia
tan discreta.
Aliño leve,
la nariz alerta.
¿Qué dirá esa tensión en sus cuerdas?.
Sin reboso de palabras.
¿A qué está atenta?.
ARRUGAS
Sin arrugas eras muy bella,
tatuada por ellas, estampa misma de la vida.
Tengo fotografías de tu cara,
tus orejas, tus manos y tus pies.
Y también de tus pechos y tu barriga:
(se las robo al cirujano).
¡Qué de mosaicos romanos,
cuántos paisajes y jardines,
sierras, quebradas y los colores de los montes!.
También rastrojales de minas de otro
en tu cara y tus manos
y plata en los pechos.
Plomo y blenda en los pies cuando andas.