EN NÁCAR
Me vienes por rachas.
No sé la razón.
Te presentas y ya está.
Casi siempre entrevelada.
Seria.
Muy quieta.
Como un cuadro vivo en blanco, negro y nácar.
Morena.
ESE CUENTO
Iré a por ti a oscuras
como los ladrones.
Primero cogeré tus ojos
con la mirada. Tu mano luego,
tu sonrisa.
Saltaremos por el fuego,
zafando las albercas.
Los bosques serán bambúes chinos
voladores,
las nubes playas.
Y todo suave viento.
Así amanezco todas las madrugadas,
con ese cuento.