El Mundo Cambia Mucho, Mucho.

Teresa Muñiz. Sin título acrílico sobre lienzo. 90 cm x 90 cm. Año 2011
Fotografía: Teresa Muñiz. Sin título acrílico sobre lienzo. 90 cm x 90 cm. Año 2011

 

Teresa Muñiz. Sin título acrílico sobre lienzo. 90 cm x 90 cm. Año 2011
Teresa Muñiz. Sin título acrílico sobre lienzo. 90 cm x 90 cm. Año 2011

Hace unos días un amigo abrió una botella de tinto de San Vicente de la Sonsierra. Era un expresión elaboradísimo de una bodega pequeña. Excelente. Entonces recordé los comentarios muy negativos de un bodeguero de Haro cuando hace bastantes años los de la Sonsierra decidieron ir a por sus propios vinos. Ese mismo día habíamos conocido un nuevo incidente en el mundo de la nueva jet set. La joven rusa Ekaterina Rybolovleva había sido agasajada por su papá Dimitry con el regalo de la isla de Skorpios por su cumple. Y también sucedió que Mourinho pasó por la tribuna de prensa para ejercitarse ante los hastiados periodistas en una más de sus adivina adivinanza que le pide su megalomanía olímpica de vez en cuando.

Ustedes se preguntarán qué tienen que ver unos asuntos con otros. Yo les digo que mucho. Es el momento del triunfo de los raros, los excéntricos y periféricos. La crisis, que ya se nos ha hecho costra, nos impide reparar en cómo va cambiando el mundo, cómo lo nuevo desplaza lo que parecía eterno. Merkel, Draghi, Montoro, los italianos y tanta mujer-mujer con peineta (o fregona) sobre la cabeza son sólo sombras que, con su llegar tardío, se interponen entre el proyector del mundo y la pantalla de la vida y lo emborronan todo. Pero lo más interesante del momento no son ellos. Porque….

Si, sí los riojas y riberas del Duero son grandes vinos, pero los que vienen pitando desde hace años son los vinos que llegan de El Bierzo o Toro; los jumillas renacidos o esos milagros que crían en Tarragona. Y no hablemos de aromas sudafricanos o chilenos, y del despertar tras milenios de los intensos sardos, sicilianos o cretenses.

Si, sí ahí siguen los atlantes del gran capitalismo como los Rothschild y los Rockefeller, pero los megarricos que hoy molan son rusos o chinos, o los que parió el trapo de la moda y la magia de las nuevas tecnologías. Y no hablemos de aquellos que esconden sus nidos como las sierpes en la oscuridad de los paraísos fiscales, donde la coca y el bazooka antitanque tienen el mismo prestigio que el donativo a Médicos sin Fronteras.

Si, sí  los grandes técnicos de fútbol ingleses, alemanes o brasileños siguen peloteando y parloteando con los chicos de la bolita pero quien tiene bien cogidos por ahí mismo a Florentino y a la mismísima memoria del madridismo centenario con su hinchada al descubierto, es un portugués megalómano frente al que la mismísima Mamá de Tarzán parecería adornada con la humildad de Santa María Goretti.

Esto explica, por ejemplo, que los suizos estén nerviosos (que se lo digan al PP), los prebostes de la City londinense, y sus islas adyacentes, mosqueados y excitando al gobierno de Londres para que mantenga lejos del Támesis a la burocracia de Bruselas. También el Caribe de los millones de empresas bajo la palmera siente que están a punto de dejarlo en pelotas. Y mientras todo esto ocurre, nosotros aquí cabreados con Montoro y sus dientecitos y a pedradas dialécticas contra el plasma de Rajoy.

Por ello – y por si acaso a alguien le sirve de consuelo como a mí – déjese invitar, pues todavía estamos a tiempo, por un amigo de El Bierzo.

Sugiérele que acarree dos botellas de cualquiera de sus bodegas reconocidas – eso sí, ninguna que utilice varietal francés, solo mencía, o mencía con garnacha o mencía con flores de tempranillo – y déjese llevar por la conversación y la brisa del porche. Un camarero traerá un plato de cecina sin que nadie se lo pida y luego alguien abrirá ese bote de pimiento rojo para las ocasiones. Enseguida no podrás negarte a un puñadito de botillo bien desmigado que te preparará Esperanza. Y cuando esté a punto de sonar el hielo de los orujos, una mano dejará sobre la mesa un plato de castañas pequeñas y dulces. Os aseguro que después de este paseo por las nubes de Las Médulas hasta los chinos os caerán bien. Y si os va lo del tuiteo, rogaréis a vuestros amigos que no escrachen más a Montoro, pobrico.

TERESA MUÑIZ es asturiana pero hecha en Madrid, donde estudio en laEscuela de Bellas Artes de San Fernado, y vive. Crea y enseña pintura desde siempre. La abstración, el color, la determinación y el misterio son los puntales de su obra. Admira algunas de sus pinturas en su web.

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