DE PUCHEROS Y COPAS. Resacas

Teresa Muñiz. Espacio inundado. Óleo sobre tela. 150 cm x 130 cm. Año 1991
Fotografía: Teresa Muñiz. Espacio inundado. Óleo sobre tela. 150 cm x 130 cm. Año 1991

Teresa Muñiz. Espacio inundado. Óleo sobre tela. 150 cm x 130 cm. Año 1991
Teresa Muñiz. Espacio inundado. Óleo sobre tela. 150 cm x 130 cm. Año 1991

Pensaba hacer un elogio de la resaca pero me parece cruel cantar al dolor, la náusea y al «juro que nunca más», etc. etc. No es mi estilo ni me parece decente. Cosa distinta es dejar de ocuparse del malestar posetílico y sus estragos porque lo único que nos urge es la manera en que la podemos quitar de encima de forma fulminante.

Dicen que los aditivos más potentes están en el alcohol, el sexo y la grasita que mulle tantos alimentos. Será. Pero después de atracarnos con tantos manjares indefectiblemente y siempre acude la resaca (o el resacón). Y viene para quedarse. En ocasiones varios días.

Es una compañera habitual y paciente. Bien conocida y previsible. Nos barrena con sus clavos y rayos, mareos, vómitos y muribundias en serie. Algunas nos crujen la cabeza, otras estómago y bofe, pero todas nos dejan igualmente baldados. Son tan poderosas que siempre vencen. No podemos con ellas de la misma forma que no perdonamos la tercera copa y nunca nos desprendemos de la boca de la chica mientras ella quiera. Imposible evitarlas. Nunca dejamos de pasarlo dabuten aún sabiendo que aparecerá siempre y de la forma más perra. La resaca, en fin, es el yang de la fiesta, la faca más afilada de la orgía, el cuerpo abotargado y convulso tras la grande bouffe. Inevitable, horrorosa, pero siempre la más fiel compañera.

La literatura (y el deseo eterno de todo buen heavy drinker que se precie) la trata como el mal a reparar, el dolor a volatilizar, el caro pago por la felicidad al que hay que aventar al precio que sea. Y se han inventado miles de recetas, cataplasmas, sortilegios y venenos para vencerlas. Los hay de todas clases y calamidades. La mayoría los encontramos en Internet o en esa mesilla de noche con tradición etílica. Y todos ayudan o destruyen aún más al desvalido. Por ello tengo fe sólo en los remedios radicales. Citaré dos. La máxima de Pepe Cobos, bodeguero, escritor y mejor libador montillano: «un buen jumerón evita unas cuantas borracheras». O el consejo de Dean Martin: «permanezcan borrachos».

TERESA MUÑIZ es asturiana pero hecha en Madrid, donde estudio en la Escuela de Bellas Artes de San Fernado, y vive. Crea y enseña pintura desde siempre. La abstración, el color, la determinación y el misterio son los puntales de su obra. Admira algunas de sus pinturas en su web

Un comentario en «DE PUCHEROS Y COPAS. Resacas»

  1. Un desayuno de ostras con champagne mirando el mar acaba con cualquier resaca, libera la mente y prepara para la siguiente fiesta. Pruebalo, no falla o déjate caer en la vulgaridad de un par de aspirinas y vaso de leche, si eres capaz de bebértela.

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