El PSOE promete una “renovación ideológica profunda” tras su tercer batacazo electoral consecutivo, pero no quiere oír hablar de cambios de personas en la dirección política del mismo. ¿Y esto cómo se come, quién se lo traga?. Los problemas que arrastra el PSOE son muchos pero no sólo de contenido, sino de continente también. El nuevo Secretario General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, un político con mayúsculas, el mejor táctico de la democracia última, un inmejorable lector de la acción política y el más temido y respetado, etc, etc, sin embargo, no acaba de cuajar como líder de los socialistas.
Ser un líder que al tiempo genere empatía con los ciudadanos son cualidades que no se adquieren en la escuela. Se tienen y punto. Rubalcaba carece de ellas. Él lo sabe y sabe además que no las tendrá nunca. Pero quiso ser candidato a la presidencia del gobierno y luego, tras pensárselo, peleó por la Secretaria General del PSOE. Hoy, después de un nuevo batacazo electoral, sus portavoces proclaman que sigue. Muchos piensan –y ello parece muy razonable– que una mudanza de esta naturaleza en plena campaña de las catalanas “jugándose lo que se juega en esta ocasión”, no sería la solución sino acaso la puntilla para el PSOE.
Pero tras el 25-N debería de ser inevitable que los socialistas pusieran fecha para abordar una renovación (o mejor, refundación) tan profunda como les sea posible. La única oposición útil es la que crece ofreciendo alternativas y ganándose el crédito ciudadano. Y de esas dos cuestiones no se ve nada de nada. O el PSOE le da la vuelta al calcetín muy pronto o lo achatarrarán las urnas sin remisión. ¿O es que sus dirigentes del presente e históricos creen como Luís Solana que la socialdemocracia ha podido cumplir su ciclo histórico y….?. Bueno, nadie lo sabe. Pero lo que sí está confirmado es que con socialdemocracia o sin ella, los pobres, la gente sencilla, los nuevos trabajadores, solos y perdidos, seguirán ahí hasta que algunos, o ellos mismos, encuentren los instrumentos políticos para defenderse del apaleamiento y salir de él. ¿No es el PSOE el partido de los trabajadores, de los mas débiles y oprimidos?. Si esto es así, ¿a qué vienen ahora tantas dudas, tantos silencios?.
