Récord de Incumplimientos

El Presidente Rajoy y la Portavoz Sáenz de Santamaría (EFE)
Fotografía: El Presidente Rajoy y la Portavoz Sáenz de Santamaría (EFE)
El Presidente Rajoy y la Portavoz Sáenz de Santamaría (EFE)
El Presidente Rajoy y la Portavoz Sáenz de Santamaría (EFE)

Nuestro Gobierno camina sin desmayo hacia la consecución del récord de incumplimientos electorales. Semana tras semana la expeditiva portavoz del Ejecutivo da cuenta de un nuevo «donde dije digo digo Diego». La intensidad de la mudanza gubernamental es tan espectacular que uno duda de que se deba solo a la situación crítica en que se encuentra nuestro país. Algunos desatinos más deben ser causa.

Es evidente que los populares fallaron en el diagnóstico del momento de España cuando estaban en la oposición. El verano pasado todos conocíamos nuestra situación de alarma imposible de ser corregida por un gobierno de Zapatero al pairo. Por ello ganó el PP con largueza. También estaban probadas algunas recetas para salir de nuestro atasco. Todas pasaban por subida de impuestos – de todos los impuestos – nueva poda de los salarios públicos, achique de las administraciones y, acaso, nuevo recorte de pensiones. Junto a ello, hacer todo lo posible para que hubiera dinero barato en las sucursales bancarias y algo más: que el gobierno funcionara.

Pues bien, el equipo de Rajoy se dedicó con preferencia al juego peligroso de esconder el presupuesto «para ganar las andaluzas» y a sacar musculito ante Bruselas con el fin de que nos dejaran unos objetivos de reducción del déficit mas manejables. Pero no les ha funcionado nada. Ni consiguió Andalucía ni el favor de Bruselas. Ahora, después de algunas semanas zombi, reacciona achatarrando las promesas electorales que le quedaban vírgenes y se agarra a la dureza extrema de una subida masiva de impuestos como único recurso que evite la bancarrota. Al cabo de cuatro meses y pico nuestro Gobierno solo parece bienavenido con la señora Merkel y sus políticas extremas de consolidación fiscal.

Los nuevos aires contra las obsesiones teutonas que se mueven en Europa (miremos a Francia) y Norteamérica parece que no van con nuestro Gobierno. Se equivoca de nuevo. Tendrá que ponerse a su rebufo sin remisión más pronto que tarde. España necesita salir de la crisis con medidas no contaminadas por el radicalismo neoconservador. Por ejemplo,  pretender atajar el gasto sanitario privatizando la gestión hospitalaria llevará al caos a nuestro sistema de salud. Eso sí, algunos ganarán mucho dinero en esta mudanza.

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