La Magdalena «paraíso» profesional del periodista. Al Vuelo 16

Hacía diez años que no asistía a los cursos que prepara la APIE (Asociación de Periodistas de Información Económica) en la Menéndez Pelayo de Santander (Palacio de la Magdalena). Este año lo dedican a la crisis, los bancos, las cajas y las reformas laborales. No me detengo en comentar algunas de las intervenciones a las que asistí, más de medio centenar de colegas que cubren el seminario lo vienen haciendo con prontitud y hasta largueza. Anotaré algunos aspectos, digamos que colaterales, que me han llamado la atención:

Lo primero que sorprende es cómo se cumplen los horarios: aquello parece una universidad prusiana. Luego vienen las ponencias y el debate. No engaño a nadie si afirmo que estos días en la Magdalena los periodistas de información económica y financiera están cercea de lo que podríamos llamar el paraíso profesional: algunos de los primeros responsables de la banca, la cajas, el gobierno de la nación y de los altos funcionarios de las instituciones económicas del Estado se dejan hacer todo tipo de preguntas sin mediar más influencia que las exigencias del moderador (siempre apremiando). El presidente de La Caixa, Isidro Fainé, por citar un ejemplo, respondió exactamente a 19 preguntas.

Acostumbrados a las declaraciones sin preguntas posteriores, las noticias de relumbrón ofrecidas a través de twitter y esos «himalayas» que son los gabinetes de comunicación de administraciones, empresas y afines, la excepción que proporciona la APIE a sus socios e invitados es impagable. Claro que todo esto no se produce por azar sino porque quienes gobiernan la APIE, Ángel Boixados y Miguel Ángel Noceda, entre otros, son herederos del mejor periodismo económico que se ha hecho en España a partir de los setenta y ochenta.

También destaca el manejo de banqueros, cajeros y otros altos ejecutivos de las finanzas; mandan y se explican con más suficiencia que nunca a pesar de lo que grita la calle (Indignados). Tienen ideas claras que exponen con determinación y énfasis y defienden en abierto (cara a cara) ante decenas de periodistas que conocen de qué va el paño. A su lado, los políticos (los pocos que han pasado por allí), son seres cetrinos y de forzada sonrisa, que juegan a la defensiva y se colocan en la segunda división del poder cuando hasta antes de ayer jugaban en la NBA de la política. ¡Lo que están cambando los tiempos!.

La Magdalena es otro de los escenarios con proyección nacional, y más, que sirven de escenario para representar la gran farsa del momento: aquellos que han sido determinantes en la generación de la crisis -banqueros y supervisores- se explican y presentan como los salvadores del futuro, procurando dar confianza, en tanto que los políticos que fueron arrollados por ellos y su propia impericia, aparecen atemorizados, como declarándose culpables sin decir palabra. Mas allá de esta tremenda incongruencia, chapeau para la APIE, sigue procurando noticias como cada año en Santander sin que ninguno de los que interviene de  scoop de campanillas.

Y es que cuando se pregunta y se responde con suficiencia aparecen los matices, o sea, donde está la diferencia entre la palabra de madera y aquella movida por el aliento.

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