Hace exactamente tres años, abril de 2008, comía en un asador de Madrid con el Diputado socialista por Málaga, Torres Mora. Estaba muy contento, su amigo el Presidente Zapatero había revalidado mandato. Se veían nubarrones de crisis en el horizonte pero los ecos de la victoria electoral y el sabor de los éxitos económicos de la legislatura pasada eran más fuertes que las profecías catastróficas ya sonando.
Fue en este ambiente cuando, mudando el gesto hasta parecer serio y sentencioso, me dijo «pero que sepas que José Luis no volverá a ser candidato de nuevo. Dos legislaturas es el tope que se puso. El partido debería estar preparado para cuando esto se confirme«. Este recuerdo es lo primero que acudió a mi mente cuando escuché a Zapatero por televisión confirmar que no será de nuevo cartel electoral del PSOE. Y a continuación inicié una cavilación primera y muy dubitativa sobre las últimas palabras del Diputado, ¿está preparado el PSOE para proceder al relevo, si no con éxito, al menos con decoro?. Esto nadie lo sabe, aunque tengo registradas algunas previsiones de más de un profeta socialista que no revelaré hoy por ser caballeroso, aunque puedo dar alguna pista: «la renuncia de Zapatero hoy alimenta el ánimo del votante socialista tanto como varios meses de reducción del paro«. Claro que esta es una afirmación que solo pueden confirmar las encuestas así que pasen unos días. Pero a día de hoy, solo tenemos un termómetro: la ofuscación de la derecha que ha salido en tromba fiera contra la decisión de Zapatero. Han advertido que el PSOE apea un candidato porque no tira la toalla. Busca aire para continuar el combate. Aspira a llegar entero al asalto número 15. Una vez más Zapatero se les ha escapado.
