El señor Rajoy tendrá que empeñarse con más contundencia en los maitines de su partido donde, junto a sus principales, trata de afinar las tácticas políticas del día a día.
Resulta que el cambio de Gobierno y el papel que juega Rubalcaba en él, sumado a los juegos del mundo separatista vasco hacia la paz (¿?), les han llevado a un alarmante estado de nervios. Pareciera que ha caído sobre su sede de Génova una bomba fétida: todos han corrido a la calle en estampida para linchar de palabra a Rubalcaba, sus pompas y sus obras. El PP de los últimos días se parece como una gota de agua a otra a la formación enfebrecida y radical de la pasada legislatura. ¡Hasta el Gal han sacado a procesionar!. ¿Qué les ha descompuesto tanto?.
Seguro que la excitación tiene más causas que la provocación que ejerce sobre ellos la figura de Rubalcaba. Pero arañar sobre esta meseta no viene al caso ahora. Es más interesante hacer notar que fue el desquicie del PP de Zaplana/Acebes el que les condujo a la derrota de 2008. ¿Quieren probar de nuevo ese acíbar?. Es de suponer que no, pero lo disimulan muy bien. A estas alturas deberían saber (¿qué les cuentan sus sociólogos de cabecera?) que ETA sin matar o matando no mueve un resultado electoral en generales. Además, el pacto político modélico PSE/PP en el País Vasco debería equilibrar el balance político-electoral de unos y otros. Cualquier cosa que ocurra en el turbulento Euskadi, pues, no beneficia a uno más que a otro. ¿Entonces por qué meten de nuevo a ETA en La Moncloa a juguetear con el tándem Zapatero/Rubalcaba?. Por atavismo, porque hace años que el sentido común y las buenas prácticas han huido de la política. Importa el aplastamiento del otro y ganar como sea.