Por la acción imperdonable de los bancos, “tomad dinero, malditos, tomad” empezó la crisis económica que nos empala. Pasado poco más de un año, los más agresivos y ambiciosos vuelven de nuevo con sus sonrisas de acero prometiendo la felicidad. Comienzan como siempre: pagando cifras astronómicas para hacerse publicidad, ganar notoriedad, inflar los músculos del respeto, relatarnos su poder. Así veo yo la irrupción del Santander en la Fórmula 1. Patrocina con 200 millones por 5 años el carro rosso más prestigioso y ganador de la historia y ponen la alfombra roja a Fernando Alonso, “el mejor piloto del mundo”, sentencia Botín, para que éste conduzca el bólido italiano. La noticia ha iluminado el firmamento mundo, ha sido todo un acontecimiento mediático. Durante unos días toca hablar de banalidades. Después de todo que los bancos vengan con dinero, aunque sea para quemarlo en queroseno, no está mal. Lo importante es que el vil metal se mueva aunque sea a mayor gloria de unas marcas líderes. Todo lo demás, es decir, todo menos el interés del Santander, puede esperar. Al parado le llegará su día de gloria cuando alcance un contrato temporal y a la PYME en el momento en que suba de nuevo la persiana. Hay que ver como nos equivocamos los hombres. Hace 6 u 8 años los reyes del puntocom proclamaban la próxima muerte de los bancos pero fueron ellos los que desaparecieron. Los bancos alcanzaron el mayor auge de su historia, hasta que su avaricia los hiere de muerte en 2008. Pero todos salimos corriendo para socorrerlos. Algunos están aquí de nuevo con mejores galas incluso. ¡Qué tranquilidad!.
Fotografía: D. Emilio Botín y Fernando Alonso