Datos para un nuevo tiempo

Griñán es amigo de Chaves pero ahora es Presidente de la Junta de Andalucía, luego actuará como tal y no como su terminal o espejo. La táctica de guerrilla político-mediática destinada a confundir el uno con el otro es sencillamente estéril: hoguera de papeles y pérdida de tiempo para quien la promueve. Destaca también en estos primeros suspiros de la mudanza el rum-rum de que Griñán tiene su sustituta/s en el mismo gobierno que preside, que él no será la proa electoral de los socialistas del sur en 2012 (o cuando se señalen las autonómicas). No deberíamos equivocarnos, nadie se carga el morral pesadísimo de una Andalucía en crisis a cambio sólo de la gloria que te da ser el protagonista de un calvario. Griñán llega sabiéndose seguro candidato. Y Chaves no será un meticón y, aún menos, cizañará como otros expresidentes. Bastante tiene él con que las autonomías no choquen hasta el estruendo a propósito de la financiación. Por cierto, que continúa formando tándem con Zarrías en Madrid. En Sevilla no han podido derribarlo en 13 años. Rosa Aguilar se va al gobierno de Griñán dejando la alcaldía de Córdoba. Enorme conmoción. Toda IU, y no digamos los restos del PCE, la critican con severidad. Era de esperar. Semejante decisión no es frecuente por lo valiente. Ella, como quienes la critican, sabe que el comunismo heredero de la Tercera Internacional y sus remociones posteriores están muertos. Y no quiere vegetar entre paseos por la añoranza y tardes de melancolía. Se siente capaz de alargar en el tiempo su pasión política junto con los socialistas. Claro que nadie podría advertir hoy el color de su futuro. Córdoba sin su líder de la última década, entra en un tiempo de zozobra. El principal beneficiario es el PP, que ve allanado el camino hacia una mayoría municipal cómoda. También puede ser una oportunidad para que el PSOE se estire en la capital. Si los socialistas son avispados pondrán de inmediato diversas orquestas por barrios para hacerse oír y querer. Un cambio masivo de votos de la izquierda hasta la derecha popular le puede hacer más daño que perder una alcaldía importante. Arenas y Griñán lo saben. Ha empezado una nueva batalla política en Andalucía, se llama Córdoba.

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