No rechaces todo lo que desconoces

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

“Desengáñate, Pepe, los productos ultraprocesados son muy malos”. Mi amigo, el doctor Rodríguez Agullo, un internista de los de antes, o sea, con ojo clínico, está muy enfadado este mediodía a pesar de que ya se tomó de aperitivo su cerveza acompañada de una tapa de champiñón en salsa. Lleva muy mal la oferta de los nuevos mercados, que son casi todos supermercados:

“Desconfía del producto que tenga más de cinco o seis componentes: malo”.

Como tengo fe en el doctor, indago. Y sí, encuentro que existen varios dietistas nutricionistas con decenas de miles de seguidores en la red que comparten (eso sí, religiosamente) su mismo parecer. Nos exhortan a que desconfiemos de lo promocionado como bio o eco, lo light, la fibra y, en definitiva, los alimentos procesados que se venden como productos naturales.

Ítem más, se esfuerzan en demostrarnos que el tendero moderno tratará de atraparnos -“convertirnos en presa fácil”- engatusándonos con neones que transforman el producto procesado en natural, y mostrando unas etiquetas que el abogado habilidoso ha extraído de las fallas de la ley para hacernos el truco del almendruco.

¡Ay, el etiquetado alimentario tan necesario como incomprensible! Se entiende mejor el prospecto de la Paroxetina, y la factura de la eléctrica es la cima de la transparencia a su lado: el 41% corresponde a la energía que usted consumió, el resto son impuestos y otras cargas públicas. ¿Podremos entender de esta manera algún día la composición del jamón de york que comemos en el desayuno diario?

Claro que la investigación a la que me ha llevado el dictum del doctor Rodríguez Agullo me hace tropezar con otros sucesos. Ocurre que en la mítica ciudad norteamericana de Boston han abierto un restaurante, llamado Spyce, que se promociona como “comida sana sin cocineros” y nada de grasa, en el que siete robots preparan la comida que se cocina en el acto con solo pulsar en una pantalla táctil el menú que se desea. Dos personas “dan el toque artístico” al preparado y a jalar. Futurismo puro de película de los años 70, solo que la ingesta no se recibe en forma de papilla o saludable píldora, sino en un plato o bol llegado del oriente esclavo.

 

Acudir a los estoicos

 

En esta encrucijada nos encontramos: entre los que insisten que el futuro está en la vuelta (imposible) a la naturaleza, a la comida real (¿qué es eso?) y aquellos que se colocan ya en el día siguiente de la distopía. Mundo de locos éste hacia el que nos adentra la restauración puntera; pide que comamos con la mano bocados tan tradicionales (naturales) como el bocadillo, la arepa, el taco, la chapata, la barrita, el mollete o el flautín rellenos en mínimas cocinas al infierno de todos los productos ultraprocesados que imaginemos comprados en el supermercado de la esquina. Y en el otro lado, en los restaurantes caros, que disponen de productos naturales de verdad, disfrazan su género excelente con máscaras culinarias venidas de otras cocinas: merluza de pincho con salsa de leche mongola o pierna de cabrito rellena de insectos de Indochina.

La globalización con su promoción masiva de viajes, la mesa y el ocio (música, deporte…), nos sitúa ante un desconcierto permanente. ¿Qué hacer? Como es imposible una respuesta cierta, cada uno actúa como le viene en gana o puede. Ante tanto dilema, la mejor receta sería acudir, como casi siempre, a los estoicos: no abuses de lo que estás seguro, no rechaces del todo lo que desconoces.

P.D.- Para que el remate resulte placentero, no dejes de pasarte en cuanto puedas por un local llamado Egeo, en Lavapiés, Madrid. Encontrarás unos bocatas únicos, sabrosos y diferentes, aunque sus ingredientes en principio no resulten demasiado cool: cerdo ibérico, pollo, chorizo griego y mucho yogur. Un éxito.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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