“¡Qué asco, comer ese pescado que sabe a nada mezclada con cieno!” decía mi mujer. En nuestra casa nunca entró “la parca del Nilo”, más tarde llamada “la panga” de Vietnam o del Mekong. Y menos aún la elegí como segundo plato de un humilde menú en día laborable. Pero Seguir leyendo
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