El Dúo

La vida me sorprendió en la calle.
De repente. Tan tremenda fue
su costalada que me arrojó contra un banco.
La musa cateta me había revelado
algo cierto al fin. !Estaba vivo!.
Me rocé la mejilla,
oí el ruido de la avenida
y olí su gasolina quemada.
En una terraza había estudiantes
y un músico. Me senté
en su escala roja y azul.
El aire sabía a humedad:
llovía en mis pies. Me vi
un zapato de ante y más
arriba el extremo suelto
de la gabardina de mi padre.
¿Era yo mi padre?
Me alarmé. Se me
abrieron los pulmones
pero la voz del camarero me salvó:
¿Qué va a tomar joven?
Ummm…nada, déjame
hasta que averigüe quién soy.
Pero ya supe que era joven
como la mayoría en la terraza.
Pronto advertí que también
era músico: un chelo colgaba (aporreado)
de mi espalda.
¿Qué me ha pasado? pregunte al músico.
Lo que a todos: los gases lacrimógenos.
¿Qué? La policía ha inundado
el teatro de gases lacrimógenos.
¿Si? ¿Y qué nos ha ocurrido?
Que ahora tocamos en la calle
sin partituras:
las han quemado.
Yo silbo las sonatas que recuerdo
y las escribo después.
Haz tú lo mismo.
¿Quieres que formemos un dúo?.

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