Los ministros de economía también entienden de chistes, o al menos nuestro De Guindos sí es ocurrente. En pleno fragor de la huelga general del jueves 29 de marzo dijo que sería preciso reflexionar sobre qué sentido tienen las huelgas en el siglo XXI. Una frase de este porte o da mucha risa o no hace puñetera gracia. A mí me dio por lo primero. Luego pensé que si tiene el mismo tino en su práctica política como en sus reflexiones deberemos estar preparados para lo peor. Pensar que la protesta o la crítica puedan ser necesarias o no dependiendo del tiempo histórico es desconocer totalmente cómo está hecho el ser humano o algo mucho peor, suponer que la mordaza es higiénica.
Puestos a adivinar el porqué de tamaña ocurrencia es posible pensar que al ministro De Guindos se le atraganten los plúmbeos, barrocos y añejos discursos de los líderes sindicales en Sol. Es previsible también que Cándido Méndez le recuerde a los barbudos mineros de Germinal y Toxo le traiga aromas de Novecento pero, ¿ha reparado el ministro en cómo suenan sus palabras en el oído del sindicalista?. Debería reflexionar a tiempo parcial también sobre el particular. Apoyar una reforma laboral «agresiva» y volar presuroso hasta Copenhague para llevar a la jefa Merkel la buena nueva de que el Gobierno recortará hasta 50.000 millones de euros este año, no son pocos méritos para que los sindicalistas le fabriquen un buen traje de desprecio.
De Guindos, en lugar de meterse en berenjenales reflexivos, quizás debiera explicar muy pronto por qué las subidas de impuestos son «medidas extraordinarias y provisionales» y la legislación laboral y amnistía fiscal son para siempre. Muchos piensan que lo justo sería lo contrario, porque si en un ámbito tan transcendente como es el de las relaciones empresariales y laborales solo prevalece el interés del propietario o gestor sobre todos lo demás, no tardará mucho en que esa misma niebla cubra las instituciones democráticas. El autoritarismo es un ave rapaz que nunca se va muy lejos del territorio donde se desenvuelven las sociedades humanas.