El Discurso

Es muy difícil la ejecución de un ataque en tromba sin adarga, y lo es más aún sin tener el enemigo en frente. Pero en ocasiones ocurre. Lo presenciamos la mañana del sábado siguiendo el discurso de Rubalcaba tras su nominación como candidato por el PSOE a la presidencia del Gobierno. El líder socialista dictó, o mejor dicho, perpetró un discurso intenso y de gran calado político, anticipo de lo que será su propuesta electoral, sin citar en ningún momento al PP y algo aún más insólito, sin criticarlo por derecho.

Discursos como éste son auténticos hallazgos, joyas a proteger de la parla política. Por solo esta cualidad, debería ser calificado de modélico. Pero la larga charla del candidato socialista trae otras enjundias, algunas de ellas (beneficios de los bancos para crear empleo) llamadas a ser objetivos preferidos de los lanzallamas de la derecha y sus mesnadas mercenarias o no. Los banqueros deben estar preocupados pero quien debe sentir la mayor presión sobre la garganta es Mariano Rajoy. Un debate entre ambos, aparte de ser una delicia para los amantes de la política, debería ser  obligatorio. Los electores españoles no deberíamos ir a las urnas sin asistir con antalación a las imprescindibles justas dialécticas entre ambos aspirantes a la presidencia del Gobierno. La fácil charla con fervorina ante sus incondicionales, las ruedas de prensa sin preguntas y la propaganda convertida hace años en ponzoña ya no valen.

El discurso de Rubalcaba trae, en fin, otra evidencia: la distancia que media entre el discurso socialista de los ochenta y el actual. Las propuestas comunes de entonces parecen ahora radicalismos izquierdistas. Sin ir más lejos, reividicar hoy una sanidad pública suficiente es para muchos una antigualla de progres trasnochados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Cerrar

Acerca de este blog